Alfonso Pérez Romo, ex rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes presentó hace días su libro Testimonio de unos días, que consta de narraciones y ensayos relacionados con el desarrollo de Aguascalientes, algunos personajes propios de la ciudad y otros que simplemente han formado parte de la historia. En su libro destaca de manera importante el papel de la Universidad como un elemento importante en el desarrollo de la ciudad, al igual que la industria.
“Es una colección de artículos, ensayos, opiniones, entrevistas, recuerdos de viaje, retratos de personas que tiene que ver con una época, desde que nació la Universidad hasta ahora”.
A través de esas historias, Pérez Romo trató de dar una idea del Aguascalientes de antes para de alguna manera entender la ciudad que ahora vive, las narraciones tienen algo de nostalgia pero no con una añoranza de que todo tiempo pasado fue mejor, sino más bien con la idea de volver a la infancia que a todos nos llena de cariño, además de hacer un contraste entre la ciudad de hace más de 50 años y lo que es ahora.
En Aguascalientes hubo dos detonadores del crecimiento de la ciudad, una fue la Universidad, la otra el desarrollo industrial que se dio cuando Rodolfo Landeros fue gobernador al plantear la idea de dejar atrás la esperanza del crecimiento y el sostén de Aguascalientes por la agricultura.
Este cambio hacia la industrialización y la Universidad permitió ir formando los recursos humanos que se requerían para el desarrollo violento que implica convertir a una ciudad en eminentemente industrial y por otro lado la gran atracción que tuvo para que viniera una buena cantidad de población para asentarse en este espacio.
Pérez Romo hizo notar que los crecimientos cuando se dan lentamente permiten que todos los elementos en una ciudad se acomoden de manera tal que no existan desfases, los servicios sean suficientes; “en Aguascalientes, el crecimiento fue más rápido que el desarrollo y por eso la ciudad ha tenido graves problemas de seguridad, empleo, de rompimiento de vivencias sociales, que me parece que son porque el desarrollo no ha alcanzado al crecimiento”.
Al recordar su niñez, recuerda una ciudad tranquila, pequeña, en donde todo estaba a la mano, se convivía más y mucho mejor, todos se importaban entre sí, situación que cada vez es más difícil encontrar porque en la calle encuentras mucha gente que ni siquiera se percata de tu existencia y que según el académico son efecto del terrible individualismo que se ha instaurado.
“Se pierde la sensación de que todos somos una familia y esa es uno de los recuerdos más claros que yo tengo de mi niñez, todos parecíamos una familia; antes sabíamos claramente cuando iniciaban y terminaban las estaciones, hoy estamos echando a perder el planeta”.
De sus amigos nació la idea de hacer una recopilación que fue el antecendente de esta edición y que motivó este nuevo libro Testimonio de unos días, con un tiraje de 200 ejemplares que en caso de que llegar a agotarse se reimprimirá.