Dentro de quince días iremos a las casillas electorales para emitir nuestro voto y cruzarlo por alguno de los candidatos y partidos que aparecerán en la boleta; también será la ocasión para que los que decidan marcar su “voto en blanco” o anularlo lo puedan hacer, y, desde luego, para que quienes decidan abstenerse u olviden que es el día de la votación, no acudan a su casilla.
Es interesante acercarse un poco a los criterios que se mueven en nuestra mente para “procesar” la decisión que haremos el próximo 5 de julio; dichos criterios son diversos y, generalmente, libran una batalla discursiva particularmente los días previos a emitir el voto, a través de un proceso en el que actúan tanto nuestros varios yo’s como los muchos actores externos que participan en la campaña electoral.
Es oportuno decir que en la decisión de por quién y por qué partido vamos a emitir el voto, pueden intervenir desde un solo criterio hasta varios de ellos; también es necesario exponer que la opción que tomemos al final puede no ser la escogida al inicio y hasta pueda ser contradictoria, ya que en el transcurso del tiempo el procesamiento que hacemos en nuestra mente (o que nuestra mente hace, en ocasiones sin que le pongamos mucha atención) va mostrando una evolución que consiste en ubicarse “experimental y analíticamente” en los muchos terrenos-opción posibles.
Los insumos con los que nuestra mente efectúa el procesamiento tienen varias fuentes: el primer insumo está ya dentro de nuestra mente, y es lo que cada uno de nosotros ha “cultivado” durante los años, el cual tiene una preponderancia estratégica sobre los nuevos insumos recibidos ya que son los elementos que han sido “comprobados”; están los insumos visuales y auditivos, concentrados principalmente en radio, televisión y espectaculares fijos y móviles, los cuales tienen un fuerte impacto en el procesamiento mental; enseguida podemos apuntar el insumo de los encuentros personales, que pueden darse con candidato o sin candidato, tanto en determinados eventos como en cruceros citadinos; otro insumo es el de la lectura de impresos que son repartidos en domicilio o directamente en la calle; un último insumo y que tiene una doble vertiente es el de la lectura en internet de las plataformas electorales de los partidos políticos, y los mensajes que circulan a través de este medio de comunicación.
Sin pretender un determinado orden de criterios iniciamos con el criterio de la militancia en un partido político; el compromiso de un militante con su partido y con el candidato –el que sea, aunque no sea de su entera satisfacción o simpatía- hace que emita el voto a favor de su partido.
La simpatía con un partido político es un criterio que estaría en buena medida dentro del criterio anterior, aunque no con el mismo grado de compromiso; mantiene la opción de votar por otro candidato y partido si llega a tener dudas sobre el partido y/o el candidato, o si otro candidato –más que el partido- le es más atractivo.
La forma como está gobernando determinado partido y los resultados que está logrando son un importante criterio para decidir el voto; lo utilizan los ciudadanos que en cierta manera buscan que la sociedad esté bien y resuelva sus problemas. Si el gobierno federal, o el gobierno estatal, o el gobierno municipal tienen determinados comportamientos y resultados el elector puede emitir el voto a favor de uno u otro partido, criterio que se vincula con el insumo de experiencia y predisposición que tenga en su mente.
También es criterio que los electores toman en cuenta la forma como los candidatos hagan la campaña electoral: el punto fino puede ser el que tengan contacto directo con los candidatos, ya que si simpatizan con el partido y al candidato lo consideran bueno, pero “no hizo presencia” de alguna manera, entonces lo desechan.
Un criterio que todavía aplica y que no en todos los segmentos sociales es bien visto y aceptado es el de “el regalo”; existen grupos sociales que usan este criterio como principal para decidir su voto, y, desafortunadamente, también existen candidatos y partidos que privilegian este criterio o que se ven en la necesidad de usarlo –para ganar y no quedarse atrás de otros partidos y candidatos- para presionar y captar el voto.
El criterio de la cantidad de imágenes y de audio en algunos casos tiene un peso importante para algunos electores; si lo ven y lo escuchan mucho a través de las varias vías, entonces es un “buen candidato”. Cuando este criterio tiene fuerte presencia en los electores, los otros pueden no ser tomados en cuenta.
El último criterio a mencionar es cuando los electores utilizan la plataforma electoral del partido político y las propuestas-compromisos de los candidatos; estimo que es un criterio que en el momento de ponderar la decisión del voto tiene poco peso decisorio todavía frente a otros criterios comentados, pero que está teniendo cada vez más desarrollo entre los ciudadanos.
Podemos comentar más sobre criterios que nos lleven a analizar nuestras decisiones; después del 5 de julio tendremos elementos interesantes para estudiar mejor cómo procesamos y decidimos nuestras opciones políticas.