Durante la impartición de la conferencia sobre reforma electoral, el consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita puntualizó acerca del tema del voto nulo, argumentando que este no tiene alguna incidencia en la jornada electoral en el momento de la representatividad.
Tras varios argumentos que destacan la poca presencia de la anulación de la boleta en el conteo final, dijo que el IFE no presentó una campaña de contrapeso con todas estas temáticas porque “no era necesario”, señalando que el instituto sólo tiene el objetivo de organizar las elecciones y convocar a la participación ciudadana.
Aunque confirmó el mínimo impacto de esta nulidad, subrayó que es una acción legal aún con las características del voto en México, donde desde la Constitución Política, este tiene la perspectiva de derecho y obligación.
Pronunció cifras que denotan la tendencia al incremento de la votación considerada nula, en el año 1997 se registraron 844 mil votos nulos, en la elección del 2000, fueron 862 mil, durante el 2003, 896 mil y finalmente, en el 2006, 1 millón 033 mil.
Consideró que el IFE postula tres vertientes acerca de este tema, en primer lugar, señalando que el instituto será respetuoso de las expresiones en contra o a favor del voto nulo; en segundo lugar, aunque no incida de forma directa, este será contabilizado tal como cualquier otra expresión electoral y por último subrayó las consecuencias de emitir en esta forma el voto.
“El voto nulo no cuenta para la decisión de quien gana o quien pierde el distrito electoral; no cuenta para la asignación de diputados de representación proporcional entre los partidos; no cuenta para la distribución de financiamiento público a los partidos políticos y no cuenta para la asignación de tiempo en radio y televisión para los partidos políticos”, asegurando que los cálculos son realizados sólo tras los votos válidos.
Abstencionismo, elemento de complejidad
Una de las características que tienen aquellos que convocan al abstencionismo, es la complejidad que existe en esta acción por lo ya explicado referente al derecho y obligación del voto, sin embargo, para quienes no acudan a una casilla el día de la jornada electoral no existe una sanción.
“Es una obligación ética”, según Valdés Zurita por la importancia de la consolidación de la democracia mexicana, que ha costado mucho trabajo y está constantemente en un proceso de actualización y formación.
Anticipó que de presentarse una participación de 30 millones de electores en las diversas urnas de la nación, el proceso podrá considerarse como “normal”, lo que a su vez reflejaría una estabilidad del sistema electoral, argumentó.
Dijo que a través de los años este camino democrático se ha fortalecido paulatinamente por el ejercicio del voto; pues aunque consideró que el IFE no realiza pronósticos, mencionó que las tendencias estadísticas demuestran una acción cíclica en la ciudadanía, quien emite su voto con mayor participación en las elecciones no intermedias.
Como datos, mencionó que en la elección de 1997, con comicios intermedios, votaron 29 millones, en la elección presidencial del año 2000 fueron 37 millones, en elección intermedia de 2003, fueron 26 millones y en el 2006, 41 millones de electores.