En las guarderías será indispensable reforzar las medidas de higiene y seguridad para los niños, porque aun sin el brote de influenza estos espacios siempre han tenido un nivel de riesgo para el contagio de infecciones por la dinámica propia de estos centros, comentó Sandrá Gutiérrez, que es coordinadora de una estancia de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) Federal.
Ella, desde hace tiempo tiene contacto con este ambiente y sabe que las medidas de higiene deben ser muy estrictas para evitar que los niños se contagien de cualquier infección o virus. “Muchas veces los pequeños no tienen algún síntoma, pero sí tienen ya incubado el virus, y al tener contacto con los demás niños los contagian”.
Una guardería siempre ha sido un foco de infección; de hecho hace unos días hubo un brote de varicela que provocó el descanso de varios días, una limpieza a profundidad de las instalaciones, los materiales de juego y los trastes para la comida, incluso se registraron algunas muertes.
En las guarderías, como en otros espacios, la alerta sanitaria de la influenza trajo consigo el beneficio de extremar las precauciones de higiene y de control, que a su vez traerán nuevas posibilidades para proteger la salud de los niños y de las mismas trabajadoras de estos espacios.
Cuando el niño llega a la guardería es importante que los adultos no tengan contacto alguno con el espacio donde ellos conviven; quien recibe a los pequeños debe revisarlos exhaustivamente y tener incluso algunos conocimientos médicos para alcanzar a detectar cualquier síntoma que dé muestras de enfermedad.
Si el niño presenta algún síntoma anormal es preferible asegurarse a qué se debe para evitar cualquier contagio; ahora con motivo de la alerta sanitaria se complicará mucho el proceso de revisión, por una parte porque algunos niños al llegar no tienen síntomas y en el transcurso del día se enferman, pero ya estuvieron en contacto con los demás. En el otro caso, desafortunadamente, los síntomas de la influenza son compatibles con un sinnúmero de enfermedades, por lo que será difícil precisar cuándo es mejor no recibirlos.
Otro de los aspectos a considerar son las limpiezas a profundidad y con cloro que ahora se han puesto de moda y se volvieron de alguna manera obligatorias; pero en realidad en el caso de las guarderías debiera ser una práctica común, porque no basta con lavar con agua y jabón todo aquello con que los niños tiene contacto; es necesario cuando menos una vez al mes utilizar el cloro para desinfectar todo.
Es casi imposible evitar al 100 por ciento todas las situaciones de riesgo, el acercamiento entres los niños, que toquen el piso y después se lleven las manos a la boca, se introduzcan objetos que también estuvieron en el piso y demás actividades muy propias de los niños, pero la intención es evitar al máximo cualquier transmisión, por lo pronto de casos de influenza, pero también más allá de ella.