México, en los últimos años, ha estado sujeto a presiones externas e internas de todo tipo, primero la resistencia a que México busque el camino de la democracia y después del año 2000 las presiones de todo tipo se multiplicaron sin lograr debilitar al Estado. Sin embargo, a partir del año 2006 las situaciones externas fueron de una índole fuera de serie, y otras internas no menos importantes presionaron la vida nacional, y por momentos causaron inestabilidad.
Al comenzar este sexenio, el intento de generar una crisis de legitimidad del actual gobierno llevó al país a vivir momentos de crispación y por qué no decirlo, en algunos casos, de inseguridad y movimientos internos que, aparentemente buscando un Estado de derecho, realmente aportaban a la desestabilización. Esto fue realizado por opositores del actual gobierno, tanto encubiertos como no encubiertos, pues creyeron que la sociedad mexicana se iba a dejar llevar por el desorden y la anarquía y nunca pensaron que éste es un país que lo que desea es trabajar en paz y de esta forma construir un futuro mejor.
En otro frente, los criminales organizados creyeron que el actual gobierno, al entrar en 2006, era un gobierno débil y que no tenía una visión clara de los problemas del país, entre ellos la inseguridad; y en un error garrafal de percepción, trataron de desestabilizar al país; creyeron tener corrompidas a todas las policías y creyeron que podían influir en los gobiernos, a fin de que les permitieran mantener sus rutas de abasto a los Estados Unidos, y se han dado cuenta de que la voluntad con el apoyo de la sociedad es que este país quiere vivir en paz con sus hijos, a salvo de las drogas, sin pagar extorsiones y mucho menos aceptar la violencia como una forma de vida.
El año pasado se manifiesta en toda su magnitud una crisis financiera que tiene como origen los Estados Unidos de Norteamérica, pero al estar en un mundo globalizado no podemos sustraernos a sus efectos. Sin embargo, la estabilidad económica del país y la disciplina monetaria, le ha permitido a México no descuidar los programas sociales, el funcionamiento de las instituciones y sobre todo implementar una serie de reformas que queremos y que nos obligan a invertir mucho dinero en ellas.
En una búsqueda de acciones para recuperar el desarrollo del empleo, durante el mes de abril se nos presenta un nuevo reto:
Una pandemia de un nuevo virus llamado H1N, que en todo el mundo han querido bautizar como virus mexicano o gripe mexicana. Increíblemente, nadie ha tomado en cuenta que antes que en México, entre diciembre de 2005 y febrero de 2009, se reportaron doce casos de infecciones por la influenza porcina en seres humanos, en 10 estados de los Estados Unidos de Norteamérica, y a comienzos de marzo de 2009 se identificaron en California; con cinco casos confirmados en pruebas de laboratorio. Esto nos indica que México no es el origen de este virus.
Por otro lado, el resultado de las medidas emergentes implementadas en el país, en el cual la sociedad y todos los gobiernos de los tres niveles han actuado de una manera solidaria, sobre todo muy responsable, y gracias a eso en estos momentos podemos decir que comienza a estabilizarse la situación de salud pública en el país.
Tomemos en cuenta que el pánico cundió más pronto que la enfermedad, a pesar de que la reacción de México estuvo siempre avalada por la Organización Mundial de la Salud. Desafortunadamente, los fanáticos de lo sobrenatural, de los complots, de la duda ante datos científicos, de los errores de los que no piensan como ellos, de la anarquía, sólo buscan en medio de la emergencia enquistarse en programas que les permitan no trabajar, o lucrar con los mismos, y en algunos casos hasta logran acomodarse en algunas áreas gubernamentales a través de provocar pánico.
Esta emergencia sanitaria ha traído una reacción que no esperábamos de algunos países “amigos”, los cuales han tomado como prevención a este virus la suspensión de vuelos comerciales y no recibir mexicanos por ninguna otra vía, tenemos el caso de Haití que rechazó el envío de 100 toneladas de alimento que el gobierno de México envió y que nos regresaron por temor a infectarse con el virus; así mismo, nuestros migrantes mexicanos sobre todo en Estados Unidos son perseguidos y señalados como los causantes de la llegada del virus y de la crisis de empleo, según ellos porque suplen a los norteamericanos.
Al día de hoy en nuestro país tanto productores como comercializadores de carne de cerdo y sus derivados están pasando por momentos difíciles, por lo que se está buscando una serie de medidas para apoyarlos, y que con esto salgan de esta crisis lo antes posible.
De las crisis que se han presentando en nuestro país, ningún gobierno había reaccionado de una manera tan rápida, ordenada y sobre todo, buscando la solidaridad de la sociedad.
Para atacar todos y cada uno de nuestros problemas por el impacto económico que nadie desconoce y que afectará a la economía del país, se ha preparado un paquete de ayuda de 27 mil 400 millones de pesos, el cual no va a servir de nada si sólo queda en un anuncio. Hoy nos corresponde a todos hacer un seguimiento para que realmente estos apoyos aterricen en todas las empresas.
El reto a la vista, en el contexto actual de superación de diversas crisis, es continuar el desarrollo del proceso electoral para llegar a una jornada electoral participativa, ordenada y democrática.
Así todos y cada uno de estos problemas hoy están siendo atendidos puntualmente por la sociedad y el gobierno de este país, pues sabemos que nuestros “amigos” no estarían dispuestos a ayudarnos más allá de lo que sería dar buena imagen para los medios de comunicación. Como última reflexión, ustedes podrán observar la cantidad de dinero que los Estados Unidos está invirtiendo en el rescate de sus bancos y financieras al igual que todos los países del orbe, y todos ellos, cuánto están invirtiendo en buscar una cura a este virus y generar vacunas para toda la humanidad. No tiene comparación pues no llega al 1por ciento. n