En entrevista vía correo electrónico, el licenciado Otto Granados Roldán, escribió sobre el crecimiento de la economía en el estado, los factores que inciden en esa situación y cuáles son las alternativas que hay frente a esta situación de crisis.
Susana Rodríguez (SR): De acuerdo a la información que usted tiene, ¿cuál ha sido el porcentaje de crecimiento de Aguascalientes?
Otto Granados Roldán (OGR): El Departamento de Estudios Económicos de Banamex, en su reporte más reciente sobre Aguascalientes, estima que el crecimiento real de la economía del estado durante 2008 fue de apenas 0.1 por ciento del producto interno bruto (PIB), lo que, comparado con el crecimiento de la economía nacional para el mismo período, que fue de 1.6 por ciento, indica que Aguascalientes creció 15 veces menos que el promedio nacional. La cifra en sí misma es terrible, pero los efectos en el empleo y en los salarios son peores. Por ejemplo, el empleo formal registrado en el IMSS decreció en 2008 en menos 0.1 por ciento en el estado, mientras que en el país aumentó 2 por ciento, y los salarios reales –es decir, descontada la inflación- prácticamente no crecieron en ninguno de los dos ámbitos: 0.2 por ciento en Aguascalientes y 0.3 en México.
En suma, fue un pésimo año y sienta un precedente fatal para 2009 fundamentalmente, porque a la pérdida de velocidad y rumbo en el estado, ahora se añaden los costos asociados a la inseguridad, la crisis financiera nacional e internacional, la caída del PIB nacional, calculada conservadoramente en un 4 porciento este año, y, por si fuera poco, los efectos derivados de la contingencia sanitaria de estos días y de la cancelación de la feria en diversos sectores de la economía. Así que, como el título de la película de Jack Nicholson: peor, imposible.
SR: ¿Cuáles son los factores que han tenido injerencia en esta baja en el crecimiento económico del estado?
OGR: A ver, es una pregunta compleja, porque la explicación es necesariamente multi causal y merece un comentario más o menos detenido para que sus lectores adviertan la naturaleza de los desafíos que tiene Aguascalientes en estos momentos.
Yo creo que hay dos tipos de razones que corresponden por cierto, a etapas distintas, y en todo ello hay buenas y malas noticias. Por un lado, Aguascalientes disfrutó en el pasado de épocas de bonanza porque aprovechó muy bien una variedad de factores como su ubicación geográfica, su tamaño, la homogeneidad social y la estabilidad política y laboral. Todo eso se combinó para hacerlo un lugar en donde las empresas ubicadas en sectores tradicionales florecieron aprovechando, sobre todo, que México tenía una economía aún cerrada y protegida y donde la primera oleada de inversión extranjera encontró buenas condiciones para establecerse.
La buena noticia es que gracias a ello el estado creció, se construyó una buena imagen como estado exitoso en donde bastaba con atender bien a los empresarios que llegaban y llevarlos a comer, como era usual en los años setenta y ochenta, sin mayores complicaciones. Poco más tarde, sobre esa base pero con un enfoque mucho más moderno, ordenado y abierto, practicado en los años noventa, el estado se encontró con la apertura comercial y la inserción de México a la economía internacional, la afrontó con eficacia y junto con otras políticas públicas, como por ejemplo el énfasis en la educación, la buena administración y el desarrollo social, lograron que el estado ocupara los primeros lugares en numerosos indicadores en los estudios de competitividad general que empezaron a elaborar instituciones como el Tecnológico de Monterrey o el IMCO, que son los reportes sin duda más respetados. Esa inercia positiva, dejada en 1998 a la siguiente administración, duró unos años más, digamos hasta alrededor del año 2000 y allí vienen las malas noticias y por tanto las causas del estancamiento por las que usted pregunta.
¿Cuáles son? Una primera, para mí la más importante y así lo plantee en uno de mis últimos discursos como gobernador para ver si algo se le pegaba a los que venían, es que la economía tanto del país como sobre todo la internacional cambiaron radicalmente, y me parece que el estado no ha sabido replantearse de una manera muy seria y rigurosa su nuevo modelo de desarrollo. Ahora hay suficiente evidencia que prueba que los países y los estados exitosos son aquellos que han transitado con fuerza hacia la economía del conocimiento, es decir, han potenciado los sectores más productivos, que aportan mayor valor agregado y que usan intensivamente tecnología, innovación e Investigación y Desarrollo para producir los bienes, productos y servicios que hoy demanda un mercado compuesto por las nuevas mega tendencias sociales, tecnológicas, urbanas y científicas que imperan en el mundo.
Cuando uno ve la evolución reciente de países como Chile, Irlanda, Vietnam, Singapur, Finlandia, o regiones como Hong Kong y Dalian en China, Bangalore en el sur de India, o incluso estados como Nuevo León, Querétaro, Chihuahua o hasta San Luis Pootosí, entonces es inevitable sentir que hay un claro rezago en Aguascalientes. Déjeme contarle una experiencia personal reciente. Hace un par de años visité un parque tecnológico de última generación al norte de Shanghai que mide 24 kilómetros cuadrados; ya no es de esos parques industriales en el viejo esquema, ni mucho menos el desastre que hicieron con la Ciudad Industrial del sur de la ciudad. Bueno, el valor de lo que se produce en ese pequeño espacio es cuatro veces mayor a lo que produce toda la economía de Aguascalientes. ¿Y sabe por qué? Porque se dedican a la investigación aplicada relevante, a generar patentes, a producir conocimiento. Y en ese mismo viaje estuve en Vietnam y hablé con funcionarios del ministerio de educación. ¿Sabe en qué estaban ocupados esos días? En diseñar los nuevos planes de estudio de seis carreras de ingeniería de sus universidades con base en la currícula más exitosa del Tecnológico de Massachussetts, en formar a sus profesores en Estados Unidos y –asómbrese- en impartir las clases en inglés. Eso se llama tener visión global y pensamiento estratégico, y estar dedicados a las cosas que sí apoyan el desarrollo, que sí generan ingresos crecientes, y no en el futbol –ahora por cierto, hundido en el averno-, las carreras, la grilla barata o las comidas taurinas.
La segunda razón es justamente esa: otros países y otros estados han entendido más rápidamente el nombre del juego, se han movido con mayor eficacia en la dirección correcta y han desplazado a Aguascalientes de los sitios que antes tuvo. Le voy a dar un dato: el año pasado, 17 estados captaron más inversión extranjera realizada que Aguascalientes.
Y la tercera es que yo noto una cierta autocomplacencia, tanto por parte de las autoridades y de los políticos, como de los agentes económicos, educativos y empresariales, por seguir instalados en una especie de zona de confort en donde no estamos bien, pero tampoco tan mal, ni muy exitosos ni muy fallidos, ni muy grandes ni muy chicos, etcétera, es decir, en una zona de mediocridad que me resulta francamente exasperante. No quiero generalizar, desde luego, pero las industrias o los sectores o las instituciones que están verdaderamente ocupados y preocupados por cómo competir en una economía del siglo 21 son contados.
SR: ¿Qué sectores son los principales afectados con esta merma en el crecimiento?
OGR: Cuando el estancamiento y la recesión llegan, naturalmente afectan a todos. Por ejemplo, según el INEGI, el personal ocupado en las empresas constructoras, uno de los sectores más sensibles, se redujo de siete mil 200, a cerca de cinco mil 900 entre 2004 y 2008; en la industria manufacturera, según la misma fuente, bajó de más de 27 mil personas en enero de 2008 a menos de 25 mil en diciembre de ese mismo año. En este momento no hay mediciones, por ejemplo, del impacto de la contingencia sanitaria o la suspensión de la feria en sectores como el turismo o el comercio o los restaurantes, pero supongo que los resultados no serán buenos.