Cuando se registró el incendio en el Mercado Terán en enero de 1981, primer año del gobierno de Rodolfo Landeros e inicio, también, de la administración municipal de don Pedro Rivas, la novedad era el proyecto para demoler el antiguo edificio de El Parián, para levantar una nueva estructura, moderna, que respondiera a los reclamos de la época y se adelantara al futuro; también se realizaban pláticas con los locatarios del Mercado Terán, a fin de contar con su aprobación para hacer modificaciones a ese inmueble, ya que para entonces estaba rodeado de puestos que no sólo daban mal aspecto, sino que representaban un constante peligro para la salud de los locatarios y de la clientela.
Debido a esa serie de circunstancias fue que surgió la versión de que el Teniente Lupillo (J. Guadalupe Esparza) había provocado el incendio de los tendajones de madera que se ubicaban en el lado poniente del mercado, por el lado de la calle 5 de Mayo, inclusive se puso de moda la gracejada aquella según la cual, el Teniente Lupillo se presentó con su superior, el entonces alcalde de la ciudad, y le reportó: “Está cumplida la orden, señor; arde el Mercado Terán”, a lo que el munícipe le habría respondido: “No, teniente; le dije El Parián, no El Terán”.
En la actualidad, por una iniciativa del regidor del Partido Convergencia Jorge Brand Romo, al seno del cabildo se habla de proyectos para rendir un homenaje al popular oficial de tránsito J. Guadalupe Esparza, mejor conocido como “Teniente Lupillo”. Inclusive el pasado martes 24, en una reunión de los integrantes del Consejo de Cultura Municipal y del Instituto Municipal de Cultura de Aguascalientes, en la que se hizo la presentación de Víctor M. Sandoval como director general de este último, se analizó la propuesta.
Hay incluso la versión de que el propósito es edificar una estatua del Teniente Lupillo, si bien las autoridades no confirmaron que exista ese proyecto. De hecho, lo de la estatua se debe a un comentario mordaz publicado el 11 de marzo 2009 en la sección “Cápsulas”, en la que se decía, que “la alcaldía capitalina destinó cerca de un millón de pesos para hacerle el monumento a Refugio Reyes, que se inauguró el pasado 8 de diciembre y otro al teniente Lupillo para aprovechar la promoción del dos por uno. Aún no deciden donde colocarán éste último, si en el Parián o en el Terán, en memoria de aquella anecdótica equivocación”.
Cuando habían transcurrido 17 años de aquel incendio, el último de una serie de desastrosos siniestros que ha sufrido ese inmueble en su historia, en el periódico quincenal Reporte Político Policíaco, que circuló de manera gratuita de 1997 a 2005, en la edición correspondiente a la segunda quincena de julio de 1998, quien esto escribe publicó una plática con el Teniente Lupillo, un hombre, por lo demás, ejemplo de servidor público, que en aquella entrevista nos permitió asomarnos un poco más allá de lo superficial, en sus sentimientos, en sus vicisitudes.
Matías Lozano (ML).- ¿Se acuerda de aquel asunto del Mercado Terán, del cual lo acusaban de que por órdenes superiores usted provocó el incendio?
Lupillo: “Llegué a tener una llamada de atención de la Suprema Corte de Justicia, en aquellos años, a causa de lo siguiente: hay pena de muerte para un pirómano y en este caso yo tenía que hacerle frente a la acusación y justificar que aquello era una cosa infundada y que pudo haberme traído la pena de muerte. Todo aquello fue, pues, un mal entendido. Ha pasado mucho tiempo y sin embargo muchas personas aun recuerdan aquel suceso que nunca quedó totalmente aclarado por parte de nuestras autoridades”.
ML.- ¿Qué repercusiones sufrió usted a pesar de que fue finalmente exonerado?
Lupillo: “Lamentablemente, como personal uniformado tenemos que hacerle frente a determinado tipo de sanciones administrativas o castigos bajo determinado rango jerárquico de nuestras autoridades y en aquella ocasión me vi retirado del uniforme por varias quincenas”.
ML.- ¿Cuál habrá sido el origen de aquella suposición?
Lupillo: “La realidad de lo que provocó el incendio fue debido a la explosión de una tortillería de un señor muy tradicional en aquella zona del mercado, como lo fue don Silvestre de Lara Martínez, originario de Calvillo, ya fallecido hace tiempo” (*). Don Silvestre de Lara era el papá de Licha de Lara, quien llegó a ser princesa de la Feria de San Marcos”.
ML.- ¿En cuánto tiempo volvió usted a su trabajo normal?
Lupillo: “Regresé luego de entre tres o cuatro quincenas, mientras se hacían, entre comillas, las investigaciones correspondientes, hasta ver la raíz de la nota aquella sin fundamento en donde se decía que me habían comisionado a mí para desalojar a los locatarios a causa de lo siguiente: Había una fecha estratégica para que comenzaran a hacer la remodelación de ese mercado, y muchos de nuestros tradicionales puesteros de aquellos años se resistían al desalojo y entonces sucedió, para bien o para mal, aquella explosión, que como consecuencia perjudicó a los puestos del Mercado Terán. Se especulaba, se señalaba, tenían que sacar al responsable de aquello y lamentablemente le tocó, una vez más, a Lupillo, el policía patrullero amigo de todos ustedes”.
ML.- ¿Qué instrucción tenía usted del alcalde don Pedro Rivas?
Lupillo: En aquellos años no recuerdo, lamentablemente, quién era el alcalde, si era el señor Francisco Martínez, no recuerdo en realidad, pero las instrucciones eran que yo mismo diera una nota informativa, un parte, sobre la forma en que habían ocurrido los hechos en el momento en que comienza a especularse que “Lupillo es un pirómano, un piromaniaco”, en fin, y me preocupó tanto porque sabía un poco yo la ley de responsabilidades para servidores públicos, y había paredón.
Afortunadamente nunca existió pena de muerte ni ha existido públicamente la ejecución de un funcionario, aunque yo traté de defenderme cuando sentí cierto temor de que pudieran llegar a consignarme”.
(*) En una evidente confusión de hechos, el “Teniente Lupillo” hizo referencia, como causas del incendio a la explosión de gas en una tortillería ocurrida en un siniestro anterior, en el del martes 13 de octubre de 1964.