Menos de la mitad de la población de 15 a 19 años está en la escuela; hay gran problema de retención y esto es el prototipo de la gran crisis educacional, derivada de la mala formación de gran parte de la planta docente, con un estancamiento de varias décadas y con una generación ¿o más? perdida en el espacio; sólo el 4.4 por ciento de las mujeres y el 9.3 por ciento de los hombres entre los 15 y 19 años estudian tiempo completo; este breve diagnóstico nos indica el nivel en que nos encontramos. No es una casualidad el atraso, el retroceso constante y el gran problema que se vive en materia educativa; hay que cambiarlo a pesar de la oposición a ello, sea por oídos sordos o por carencia de voluntad de las autoridades y por sostener un sindicato obsoleto “representado” por caciques que, a estas alturas del partido, ya no deben seguir deteniendo el avance de la educación que tanto daño le ha hecho a México; vivimos verdaderamente una crisis estructural y no coyuntural, se tiene y se debe hacer una pausa para reorganizar; analizar, pero no simular, el tiempo nos está comiendo y esto es peligroso para el futuro de este país, tenemos una, sino es que más décadas que no ha crecido la matrícula en la educación pública en todos los niveles, sobre todo en la enseñanza media y en el nivel profesional.
En los últimos 30 años, la población joven entre los 15 y 29 años ha aumentado aceleradamente en nuestro país; paso de poco más de 12 millones en 1970, a casi 30 millones en 2000; en 1997 el segmento entre 15 y 19 años representaba el 37.2 por ciento de la población joven del país.
Los grandes problemas, entre otros, que enfrenta desde hace ya buen tiempo el nivel medio superior, son los elevados niveles de reprobación y la exclusión lógica de los planteles y la poca capacidad del nivel educativo para retener a los jóvenes en la escuela; la educación media refuerza la inequidad social y propicia la exclusión, los jóvenes entre 15 y 19 años son los que en mayor proporción están en la escuela, o sea el 44.7 por ciento; pero desde la otra óptica, más de la mitad ya no estudia, o sea el 55.3 por ciento, cifra que aun puede ser mayor, toda vez que la cobertura del Estado Mexicano ha ido a la baja en la creación de más escuelas, y vemos tristemente que se ha detenido desde hace varias décadas, dando paso a la privatización de la educación con la creación de más escuelas privadas que públicas, prototipo de un estado conservador; hacer negocio con la educación en perjuicio del mayor número de la población que se encuentra en la pobreza, y la pobreza extrema, y que no tienen oportunidad a los mínimos de bienestar, el doctor José Narro rector de la máxima casa de estudios de nuestro país mantiene el liderazgo bajo la bandera de la UNAM, en que la educación debe ser gratuita, no excluyente, laica y que propicie el cambio en los planes de estudio desde el sistema básico y hasta el universitario.
No es aventurado pensar que la reprobación sea una de las principales causas de la deserción, que esté relacionada con los problemas de pertinencia del nivel, y que esté funcionando como tamiz ante jóvenes de distintos grupos sociales con intereses antagónicos y diversos. En un mundo convulsionado por la crisis y la globalización, que arrastra a un país como el nuestro, quien no alcance a cursar por lo menos un ciclo escolar posterior a la educación básica será fácilmente sujeto de exclusión social, de ahí la insistencia en no sólo promover el ingreso de los jóvenes a la educación media, sino sobre todo buscar caminos para retenerlos, respetando la diversidad de sus intereses, metas y destinos.
Reformar la educacion media.
La UNAM mantiene su liderazgo en la enseñanza media, ojalá la SEP y los gobiernos estatales voltearan a ver no sólo los programas de bachillerato, tanto de la Escuela Nacional Preparatoria y los Colegios de Ciencias y Humanidades, sino el esquema que mantiene con la frente en alto al bachillerato UNAM, y que es la vanguardia no sólo del país sino a nivel latinoamericano; su autonomía de otros sectores similares le permite el avance de la enseñanza media a nivel nacional. En este sentido, más que trasmitir informaciones, la educación debe generar competencias de análisis, reflexión, capacidad de innovar, de resolver imprevistos y atender contingencias, privilegiar las materias generales, humanistas y científicas, y dar a los alumnos la posibilidad de seguir estudiando, pero además, es indispensable idear procedimientos para que quienes concluyen el sistema medio en la opción profesional, puedan incorporarse a estudios superiores si así lo desean y cuenten con la capacidad académica requerida.
Es necesaria una reforma de la educación media y para ello es importante formular con claridad políticas orientadas a:
A) Hacer de la educación media un nivel que procure el desarrollo de competencias útiles en el presente y futuro, que responda a los variados intereses y necesidades de los jóvenes.
B) Cambiar y renovar los enfoques pedagógicos tradicionales en el diseño de los métodos de enseñanza y los contenidos propios del nivel en sus distintas modalidades.
C) Fortalecer la voluntad del Estado para aumentar la cobertura para abrir más espacios, o crear más centros escolares (sí se puede, si la sociedad exige acabar con gobiernos ricos: funcionarios de alto nivel con altísimos sueldos, diputados, senadores, magistrados, además del uso de automóviles de lujo, celulares, burocracia innecesaria: guaruras, aviadores, asesores, etc.) además de exigir la renovación “sindical” de falsos líderes por auténticos luchadores sociales.
D) Abatir la reprobación y deserción a partir de estrategias enfocadas hacia los principales problemas: necesidad de trabajar y obligación de dedicar parte importante de su tiempo en actividades domésticas y laborales.
E) Vincular a la enseñanza media con el ámbito laboral como posibilidad de desarrollar aptitudes y acumular conocimientos por medios distintos al escolar.