Ya lo han dicho un centenar de poetas, a mucha honra: “la poesía es el arte más inútil” y quizá tienen razón; sin embargo, dentro de un abanico de posibilidades para el escritor Sergio Mondragón, sirve para transformar al lector.
Dentro del marco de las quintas Jornadas de Poesía que fueron organizadas por el Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes (CIELA), el escritor consideró que la poesía está en un momento espléndido y una muestra de ello fueron justamente esas jornadas realizadas, que son prácticamente los únicos momentos que ellos tienen para reunirse.
Argumentó que el momento presente es la culminación de un hilo de oro que viene de hace mil años, como una forma de continuidad en la poesía.
“Hoy reina en el ámbito poético de México la culminación de algo que en los años 60 Octavio Paz canonizó como Obra Abierta”.
Según Sergio, todo lo que hoy se escribe son los múltiples caminos de la segunda vanguardia de esos años, aun los experimentos que se hacen con las formas regulares, como un poema de Víctor Manuel Mendiola que es un río de sonetos.
“Veo una continuidad de la historia de la poesía, es un momento muy interesante, en un tiempo tan despiadado, con una realidad en muchos sentidos caótica, y la poesía está tan fresca como hace mil años”.
En alguna ocasión, alguien habló de la música de las palabras, y será verdad que la tienen, los poemas cuando se leen son sólo expresiones o tienen una melodía por dentro. Hay quienes, como Sergio, creen que estas armonías nacen del hablar de las palabras, unas con otras o del simple roce entre ellas, sólo basta con escucharlas.
Los acercamientos que él ha tenido a la traducción le permiten describirla como un acto de transcripción, donde el poeta tiene la libertad de ser inspirado por la poesía y hacer su propia versión del original, aunque la música ésa sea intraducible.
Para muchos escritores el acceso a la publicación en un libro es su máximo, aunque no siempre es posible llegar a ese nivel, que tampoco es del todo indispensable, pues en el camino hay medios alternativos como las revistas, fanzines e incluso los medios electrónicos, a través de los cuales es posible publicar.
Los medios alternativos son un vehículo, una forma de conservar lo fugaz que es la poesía sólo hablada; Sergio Mondragón dijo que estos medios y la poesía son como la uña al dedo: inseparables.
Para tocar un poco el tema de esa urgencia que parecen tener los autores por publicar sin hacer un filtro de calidad, Mondragón dijo que efectivamente sucede, y es más lamentable cuando se trata de autores viejos que cuando son jóvenes, ya que en el caso de los primeros es inentendible que se les “quemen las habas” por publicar todo, y los segundos finalmente están apenas incursionando en el mundo de las letras y quizá lo que buscan es foguearse.
Hablando más específicamente de la obra poética de Sergio y de las vivencias que tienen influencia en su creación, habló sobre su acercamiento al budismo y la forma en que éste ha influido de manera implícita, en ocasiones consciente e inconsciente a su proceso creativo.
Calificó a las ideas budistas como poderosas y de aquí le dio pie para decir que si él las conoce y sabe de su grandeza, lo menos que pudiera hacer sería compartirlas.
Una gran influencia que Sergio compartió en determinado momento, quizá de una manera muy velada, con quienes asistieron a las jornadas, fue su admiración y cercanía con los Beatniks, movimiento en el que estuvieron involucradas algunas de las personas más importantes de su vida.
Quien también habló en algún momento de la obra de Sergio Mondragón fue Javier Sicilia, y decía al respecto que “la poesía de Mondragón estaba trabajada desde lo más íntimo y transformaba o no servía para nada”, y en ese sentido ambos coincidieron.
“La poesía nos ayuda a mejorarnos como seres humanos, o se queda en un plano de segunda importancia para sólo ilustrarnos, entretenernos como lectores, trasmitir valores”.