La danza como terapia y método educativo para la atención de grupos vulnerables logra cambios significativos, incluso con las personas que tienen alguna discapacidad mental; esto lo ha experimentado Luis Fernando Servín Martínez a lo largo de 10 años de experiencia con diversos grupos. Él impartió en el Instituto Cultural de Aguascalientes un taller organizado por el programa de desarrollo cultural para la atención de grupos específicos.
La técnica del movimiento, en este caso la danza, es una herramienta efectiva para el apoyo de personas discapacitadas, pues permite expresar emociones y sentimientos, no precisamente a través de palabras, sino más bien con movimientos que se integran a la forma particular de cada uno para entenderse frente al mundo.
Uno de los conceptos que Luis Fernando plantea como parte de su curso es el de entender y comprender, porque “no es lo mismo entender que el agua se va a terminar que comprenderlo; esto último implica una acción, es una forma de relacionarse”.
El uso terapéutico de la danza propicia un cambio en la estructura y la imagen corporal de las personas, se cambia la idea distorsionada que generalmente tienen de sí los discapacitados y a cambio se fomenta una creencia de autoestima, un nuevo autoconcepto y confianza en lo que son, cómo son físicamente y lo que hacen.
La verdadera riqueza del lenguaje no verbal es que, según los expertos, las personas expresan el 70 por ciento de sus mensajes a través de movimientos y expresiones. “El cuerpo no miente, nos delata, quizás al hablar podemos buscar la forma de mentir, que lo hacemos con mucha frecuencia, pero no con el cuerpo”.
El instructor comentó que incluso son las personas “sanas”, las que en realidad tienen verdaderas discapacidades mentales profundas o de actitud; no se ven pero son estas ideas erróneas son las que provocan posteriormente ciertas acciones inadecuadas para con los discapacitados.
“Aunque sí se ha logrado tener mayor apertura, sigue habiendo mucha incomprensión hacia estas personas; no es lo mismo decir en el discurso que son importantes, e incluso darles algo de presupuesto, que verdaderamente valorarlas y resignificarlas”.
Hacer cursos o talleres como el que se impartió durante esta semana en el ICA con personal del DIF, CRIT, PORARTE, INADE, Centro Agua Clara, Escuela de Danza y la de teatro, no es suficiente, haría falta estructurar un programa más grande, entre las instancias de cultura y las de salud, no sólo para las personas discapacitadas sino para prevenir adicciones, situaciones de maltrato, personas recluidas en los hospitales psiquiátricos e incluso para grupos en peligro social. “La intención ha sido lograr que los pacientes se reintegren a una vida más adecuada”.
El planteamiento de este taller está directamente relacionado con un proyecto de investigación de danza-terapia en hospitales psiquiátricos, especialmente para pacientes con psicosis, que luego de ser parte del estudio tuvieron una mejoría considerable en sus capacidades para desarrollarse, además de renovar el autoconcepto que ellos tienen de sí mismos.
El tratamiento de los grupos por medio de esas técnicas alternativas, incide no sólo en el ámbito cultural o el de salud, sino también en el económico, porque las autoridades podrían ahorrarse el pago de una serie de tratamientos costosos que se vuelven innecesarios. Sin embargo, para que esto sea posible, también se requeriría que las instituciones consolidaran un proyecto más amplio para destinarle un presupuesto contundente que tenga un efecto más claro en la sociedad.
Luego del taller que impartió Luis Fernando Servín, los participantes, que son más de 20, personas darán este sábado una clase, con algún grupo en estado de vulnerabilidad, para hacer una muestra de lo aprendido durante una semana de trabajo.