Apelar al juicio de la Historia, es un afán que arrebata el sueño y no deja dormir a los dictadores. “La Historia me absolverá”, dijo hace algunas décadas uno de ellos, el mismo que hoy, en una ínsula del Caribe, espera pacientemente la muerte sin soltar los hilos del poder. Sólo que los dictadores y caciques de toda índole se equivocan. La Historia, la ciencia social de la historia no es un juez, su función y objetivo no es juzgar y condenar. La historia interpreta y explica, mediante un sistema de análisis razonado, los acontecimientos suscitados por los hombres en una sociedad en movimiento.
Por ello, así diciendo y aceptando sin conceder, resulta sorprendente que una mente lúcida, joven, analítica y de izquierda, avale la perversa pretensión de Elba Esther Gordillo por limpiar su imagen (“lucha por la”) ante la historia. Hay causas, de suyo, indefendibles. Limpiar, endulzar el putrefacto manantial de donde brota el poder de la “Maestra” es una de esas causas indefendibles. La historia no absolverá a la Gordillo, por más incienso que despilfarren en honor a la corrupción e impunidad que sustentan su cacicazgo político y sindical.
Sin embargo, comprendo el enorme y sutil poder de seducción y cooptación que posee y utiliza la “Maestra” Gordillo (¿Por qué será que a los caciques –educativos y culturales- siempre sus simpatizantes les llaman así, Maestro /Maestra? ¿La mente del esclavo frente al amo? ¿A falta de méritos propios es un pago simbólico de subordinación? ¿Se trata del inconsciente del sometido/vasallo? ¿El síndrome del Xaureguismo?). Comprendo, pero no justifico el hechizo de la serpiente cobra que fascina la mente de aquellos que consideramos brillantes intelectuales, tales como Jorge Castañeda, Enrique Florescano, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Emilio Zebadúa, Sealtiel Alatriste, Denisse Dresser, Héctor Aguilar Camín, y tantos otros, cuya ingenuidad política es impresionantemente asombrosa por pueril.
Considero políticamente correcto y pertinente confrontar la explicación histórica con la olvidadiza memoria del pragmático y corrupto poder corporativo de la “Maestra”, como un antídoto al iluso deslumbramiento retórico que produce su demagógico discurso. José Martínez (La Maestra, vida y hechos de Elba Esther Gordillo), Ricardo Raphael (Los socios de Elba Esther), Alberto Aguirre (La jugada maestra. La magia de Elba Esther, en la revista Gatopardo), Arturo Cano y Alberto Aguirre (Doña Perpetua. El poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo), han documentado clara, extensa y detalladamente la biografía política de la mujer más poderosa de México. No olvidemos que ella decide la utilización de 500 millones de dólares anuales, sin rendir cuentas absolutamente a nadie. Hagamos valer la memoria contra el olvido.
Recordemos, por ejemplo, que el 21 de marzo de 2006, en la casa de Maricruz Montelongo Gordillo y su esposo Fernando González (operador electoral de la “Maestra”, hoy subsecretario de Educación Básica e ídolo de la opaca burocracia estatal), se reunieron Elba Esther Gordillo y el candidato panista Felipe Calderón, y acordaron una primera alianza estratégica con miras a las elecciones del 2 de julio.
Recordemos, por ejemplo, que el sábado 1 de julio de 2006, en un lujoso departamento de Lomas de Chapultepec, propiedad de Juan Camilo Mouriño, y luego de conocer los resultados de las encuestas realizadas por Rafael Jiménez y Ulises Beltrán, que daban ventaja a López Obrador, se reunieron Miguel Ángel Jiménez, presidente del Panal, Fernando González, yerno de la “Maestra”, y Juan Camilo Mouriño, operador político de Fecal, para llamar y ordenar a los dirigentes estatales de Nueva Alianza y a los 58 líderes seccionales del SNTE, que la consigna era lograr 500 mil votos para Felipe Calderón; una maniobra impecable de voto diferenciado. A las 3 de la mañana del domingo 2 de julio, dos botellas de güisqui escocés habían rubricado la ACE (Alianza para la Consagración del Espurio, que no es lo mismo pero es igual que la Alianza por la Calamidad de la Educación).
Recordemos, por ejemplo, que en febrero de 2007, después de festejar su cumpleaños número 62, según la “Maestra” Gordillo, ella salvó al país del “delirio populista” de Andrés Manuel. Y no conforme con eso, declaró a los medios que: “la decisión de apoyar a Calderón fue la correcta”. Al iniciar el sexenio del calderon yunquista, Elba Esther contaba con puestos clave en el gabinete; en la SEP, en el ISSSTE, en la Lotería Nacional, en la Secretaría de Seguridad Pública y en el sector educativo de los gobiernos estatales donde hay intentos ridículos de clonación caciquil, sólo logrados en su apariencia física y en su autoritarismo.
Por todo ello sorprende que un joven e inquieto intelectual, promesa del periodismo crítico e independiente, de izquierda, filolopezobradorista, avale las pretensiones de “limpieza” histórica de la más genuina encarnación del corporativismo y la corrupción sindical. ¿Surtieron efecto las camaleónicas atenciones y el buen trato de las burócratas estatales?
El debate, la deliberación, el diálogo están abiertos.
SNTE/CAM. Una muestra de la perniciosa influencia del corporativismo sindical y su congénita corrupción, lo podemos constatar con el abandono en que se encuentra el Centro de Atención Múltiple de Jesús María. En dicho centro, la negligencia, la ineptitud y la estulticia de su director, el profesor Ignacio Villalobos Suárez, protegido de Heriberto Gallegos y del SNTE, solapado por la supervisora del IEA Evangelina Romo Aguilera, y avalados ambos por el ingeniero Oscar Ponce, dizque director del Instituto de Educación de Aguascalientes, cortó de tajo los programas de Formación laboral (invernadero de orquídeas) y de Estimulación Múltiple (computación con programas especiales), quien hoy visite el CAM de Jesús María se encontrará con un páramo.
Pilón. Por más que lo intenten, aún con el oficio de los oficiosos de Radio y Televisión de Aguascalientes y de la Secretaría de Gobierno, yo no soy el Profesor Flaviano. Hace falta más que eso. Hace falta dignidad y menos soberbia.