Un secreto a voces ha sido documentado: las autoridades educativas en Aguascalientes financian la estructura partidista que a nivel nacional comanda Elba Esther Gordillo, jefa máxima del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Las respuestas han sido un catálogo de males del poder público en México: “pasa en todo el país”, “cada profesor decide sobre su activismo”, “no hay un dictamen que sancione las irregularidades”, y más frases que conducen al camino del cinismo.
Cierto es que en todos los estados de la república mexicana la educación está al servicio de camarillas de poder. También lo es que la SEP avala dichas anomalías. Y cómo no iba a ser de esa manera si en los máximos niveles de dicha institución es el “Gordillismo” el que se impone. ¿Eso salva el hecho de que el único camino para que México siga el sendero del éxito sea coartado desde el propio Estado?
El peor síntoma del sistema político mexicano que se ha construido en el siglo reciente es que se haya subastado nuestro tesoro más preciado a la mafia que más votos sepa conseguirle al aliado en turno. Subastamos la educación para la supervivencia del Status Quo.