Uno de los retos principales para la democracia en el país es lograr una mayor participación ciudadana, declaró hace unos días el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita, y no se puede estar más de acuerdo, que el ciudadano se involucre activamente es un derecho y una obligación, mientras más posibilidades se tengan de intervenir en las decisiones de gobierno mayor será el ejercicio democrático y la consecuente consolidación de las instituciones; sin embargo, el titular del IFE sólo se refería a lograr una mayor cantidad de votantes en las siguientes elecciones.
El énfasis de las campañas en este aspecto (reducir la participación al voto) tiene como consecuencia relegar otras formas de involucrarse, como la facultad de solicitar y recibir información, así como la difusión que requieren los mecanismos para exigir la rendición de cuentas. Además, resulta cómodo, así los partidos sólo se preocupan por presentar la mejor de las sonrisas de sus candidatos a través de la propaganda, no de dar a conocer quiénes son y a qué se comprometen. Mientras que los postulados por estas organizaciones se ocupan de buscar la declaración que les gane más tiempo y espacio mediático, tomarse la foto que genere mejores reacciones o embrollarse en la descalificación de sus contrincantes; a fin de cuentas, sólo se les pide que ganen votos, no que se comprometan con el desarrollo de la cultura política de los ciudadanos.
Los candidatos no necesitan exponer ninguna idea, basta con el slogan, tampoco se fija una estrategia de campaña para dar a conocer el programa y las ideas que se defenderán una vez que ganen el puesto de elección para el que se postulan, es suficiente con salir atractivo o guapa en la foto; en el ámbito local ya lo vamos a ver, ya lo estamos viendo en estos tiempos de pre campañas, sin importar el método que haya elegido los partidos para la selección de sus candidatos, los personajes que luchan por ser ungidos no ofrecen ideas sino imágenes, no tienen discurso sino declaraciones, al interesarse solamente por el voto apuestan a que el ciudadano no necesita razonar al momento de ir a las urnas, basta un cartel llamativo, declarar que están listos para subirse al ring, hacer comentarios ofensivos que se quieren inteligentes sobre el peso de la caballada… Absoluta ausencia de ideas.
Al ciudadano reducido a votante se le reduce a espectador, como demuestra la transmisión de los spots del IFE por parte de las televisoras, que han decidido quejarse de la ley que los obliga a transmitir los spots y lo hacen interrumpiendo groseramente su programación habitual con estos anuncios, el reclamo no pudo ser más burdo: sin ningún respeto por el televidente, echando la culpa al IFE.
En varios momentos del Super Tazón, Televisa insertó el siguiente mensaje: “Los siguientes promocionales son ordenados por el IFE en cumplimiento a la ley electoral y se transmitirán hasta el 5 de julio”, igual interrumpió su programación TV Azteca, que editorializó esta medida a través de la declaración de Javier Alatorre en su noticiario: “Durante los próximos cinco meses, todos los días, cada hora, desde las seis de la mañana y hasta las doce de la noche, políticos de todas las ideologías irrumpirán en su programa favorito”.
La cuestión de fondo no es si se interrumpe el partido de futbol o de americano o la telenovela, sino el propósito con que se hace, se cumple con la obligación a transmitir los 24 mil anuncios (del 2 de febrero al 5 de julio, 48 minutos diarios por estación de radio y televisión, distribuidos en bloques de dos o tres minutos por hora de transmisión), de forma tal que el auditorio se moleste.
Ahora salen las bancadas del PAN y del PRI a exigir una explicación, cautelosos dirigen su reclamo hacia el IFE no a las televisoras, para que aclare si existió alguna “mala fe” y se indique quién ordenó la interrupción de los programas. La respuesta es sencilla: ellos mismos, pero eso no lo van a decir, no se acordarán que la reforma electoral es resultado de un acuerdo entre los partidos.
Reitero: ¿importa la interrupción? No, realmente no, en poco tiempo el televidente podrá acostumbrarse y lo verá como parte de la pauta comercial, es decir, dejará de atender los importantísimos mensajes de los partidos políticos, que ya sabe sólo están interesados en su voto, mientras que en nombre de la ciudadanía la partidocracia se rasga las vestiduras porque no se vio una atajada del portero del América o se cortó un pensamiento zen de Mariano en tu vida, y entra en franca confrontación con el IFE (con las televisoras ni quien se meta, no vaya a ser que dejen de invitar a los candidatos a cocinar o dar consejos sobre reciclaje).
Ahí queda uno de los resultados de reducir la participación a simplemente votar. Sólo se nos considera espectadores, testigos de un juego sin ideas, es todo lo que necesita la maquinaria electoral.