Guillermo Macías y Díaz Infante
Funcionarios públicos, ejemplo de lo que el rector de la UAA hace días fustigó como producto de nuestras instituciones educativas, dignos exponentes del “copy-paste”, de la técnica del copiar y pegar, para llenar el espacio y salir del paso.
Así son muchos de los que nos gobiernan. Faltos de ideas, faltos de iniciativa. Se concretan a reproducir el trabajo de otros -y a veces trabajos malos- con tal de llenar el hueco y desde luego cobrar su retribución.
Para gobernar una comunidad lo mejor posible, humanamente hablando, se necesita antes que nada, tener una visión de los asuntos públicos, de las cuestiones y problemáticas comunitarias, y tener propuestas y objetivos de solución muy precisos, que ante todo provengan de la ideología y de las convicciones propias de quienes ejercen o aspiran a ejercer los cargos públicos de dirección de la sociedad. Además, se requiere que las propuestas sean viables, adecuadas y ajustadas a las necesidades que se pretende satisfacer.
Copiar y pegar no da resultados; al menos, no buenos o no los mejores. Copiar y pegar es en estos casos una muestra de una gran falta de iniciativa y por ende sinónimo de ineptitud para desempeñar un cargo público y lo peor del caso es pretender hacer extensiva, promover esta falta de iniciativa y la ineptitud.
Hace algunos lustros, cuando había un pleito casado –si bien soterrado- entre la masa de la burocracia por una parte, y el conglomerado de funcionarios de empresas particulares por otra, algunos funcionarios públicos despectivamente se referían a los empresarios o empleados de empresa, como los de la “iniciativa escondida” en lugar de privada, pues decían que no se les encontraba por ningún lado la tan supuesta “iniciativa” y que todos los proyectos venían del gobierno, a lo cual, el empresariado respondía pavoneándose, que ellos eran la verdadera “IP” y que los burócratas eran la “PI”, es decir, los “Privados de Iniciativa”.
Ahora, es plenamente aplicable de nuevo para algunos servidores públicos este mote, pero acorde a los tiempos e innovaciones tecnológicas (que desde luego nos vienen de fuera); ya no son burócratas “PI” sino funcionarios “windows”, configurados para “copiar y pegar” o, más “snob” y técnicamente mejor dicho, en inglés, para hacer “copy-paste”.
En materia municipal, allá por el otoño de 1995, cuando en Aguascalientes se preparaba para tomar posesión la administración del Mosco Reyes, le entró al equipo de los “funcionarios to-be” una “guanajuatitis” tremenda y les encantaba ir a León y a otros puntos del estado casi vecino, a copiar cuanta cosa se encontraban que hacían allá. Era una auténtica falta de iniciativa de los principales “colaboradores” de Alfredo y de algunos integrantes del entonces ayuntamiento electo. Yo me opuse en aquél entonces de manera férrea y me negué sistemáticamente a ir a esos viajes a copiar los planes, proyectos, programas y actividades de los “guanajuas”, pero de nada me valió, pues les valió y las consecuencias quedaron a la vista del público: yo quedé fuera del equipo de gobierno y los del gobierno formando su equipo se convirtieron en una copia de gobierno. Auténticos funcionarios “windows” que copiaron y pegaron cuanto se les ocurrió y que por ello desperdiciaron la más grande oportunidad de cambio que hasta entonces había habido en Aguascalientes.
Desde entonces las sucesivas administraciones municipales de Aguascalientes se caracterizaron por ser “copy-paste” y esa actitud invadió a los demás ámbitos del gobierno, tanto en las esferas del Ejecutivo, como de manera destacada en el Legislativo y aún en los terrenos jurisdiccionales. Falta de iniciativa es el común denominador. Pura pereza mental. No hay ideas propias y lo que se hace, es en muchas ocasiones copia –y aún pirata- de lo que otros hacen, dicen o proponen.
Me sorprendió hace unos días una nota informativa que leí en La Jornada Aguascalientes: el gobierno del Estado pomposamente entregó a los presidentes municipales, de los llamados “municipios del interior”, un “código tipo”, a manera de ordenamiento común –un proyecto de código municipal “tipo”- para regular la actividad municipal y la vida en los municipios.
Tal acción es representativa de la más pura esencia del “copiar y pegar”, es una promoción oficial de la pereza gubernativa, pero lo peor del caso es que constituye un atentado a la libertad municipal. Pretender uniformar a los municipios, además de fomentarles la flojera a los funcionarios públicos, es hacer nugatoria la libertad municipal, propiciando con ello la falta de aplicación de una atinada acción gubernativa para cada municipio en particular. Además de ser un insulto a la inteligencia de los actuales gobiernos municipales, establecer un “código tipo” sería un auténtico retroceso. Esto es lo que se les ocurre a los funcionarios “windows”, sólo configurados para cortar y pegar.
Contrariamente y casi de manera coincidente, también se hizo pública la información de que el alcalde de Aguascalientes promoverá por su parte la elaboración de un nuevo código municipal para la capital, con ideas propias y con la instrucción de ser un instrumento jurídico innovador, moderno y simplificador, para realizar la construcción jurídica de una nueva manera de gobernar. Así, al parecer, habrá en Aguascalientes una nueva oportunidad de cambio. n