Borbotones de sangre deben estar manando de la boca del señor Lorenzo Servitje, padre del Osito Bimbo. Casi nonagenario, despliega un activismo político como pocos, por supuesto bajo su personalísima perspectiva de gobierno, que emana de la doctrina social cristiana [sic], de la que es fiel e incansable promotor.
Bajo ese manto, no ha reparado en recursos y amenazas para “imponer” su ideología, cargada de dogmas, al precio que sea. Vayamos por partes. Primero, recordemos brevemente algunas de las hazañas más recientes de este prominente empresario, que han trascendido públicamente en los años recientes: fue un declarado defensor de Marcial Maciel, sí ése al que acaban de descubrir su doble vida como padre religioso y de familia. En su tiempo, lo defendió de las acusaciones de pederastia que valientemente denunciaron algunas de sus víctimas frente a las cámaras y micrófonos de aquel canal CNI 40 que conducía Ciro Gómez Leyva.
Mala fortuna para Ciro y el canal de TV. Don Lorenzo emprendió un boicot contra el canal, “invitando” a los patrocinadores a cancelar toda publicidad. Los grandes empresarios atendieron la invitación y el resultado fue la asfixia financiera que en adelante no tuvo recuperación alguna. El resto de la historia es conocida.
Otra medalla se colgó el Osito Bimbo en la campaña presidencial de 2006. Habiendo enmendado su error de destapar al caballo negro, Alberto Cárdenas, a la precandidatura por el PAN a la Presidencia de la República, apoyó al actual inquilino de los pinos. Su apoyo, haciendo uso nuevamente de su poder económico, se materializó en la feroz campaña de desprestigio hacia Andrés Manuel López Obrador. Fue un fuerte patrocinador, no importándole violar la ley electoral y polarizar a la sociedad.
No ha reparado en fundar y apoyar organizaciones sociales bajo diversos membretes, todas ellas bajo su fundamentalismo religioso y ultraderechista: USEM, Unión de empresarios católicos, Instituto Mexicano de doctrina social cristiana, a favor de lo mejor, etc., organizaciones a las que pertenecen o se pliegan varios funcionarios actuales y del sexenio pasado. No pasamos por alto su filantropía que usa para la elusión del pago de impuestos.
Su influencia política en el PAN no tiene límites. Se dio el lujo de imponer a Mariana Martín del Campo en la presidencia del comité directivo de ése partido en el Distrito Federal. Le dejo a usted la tarea de dilucidar de quién es pariente ésta lideresa.
Así pues, nuestro personaje, uno de los amos de México, según lo tipifica el libro homónimo, recién dio banderazo verde a una organización más, disfrazada de ciudadanía. “Cadena ciudadana 2009” es el nombre de su nueva organización, que se dará a la tarea de convencer, por cada miembro, a diez votantes en las próximas elecciones para renovar la cámara baja del Congreso de la Unión; por supuesto por los candidatos del PAN, para obtener la mayoría suficiente para apoyar al “pobre señor Presidente” a quien ya le dio por terminado su sexenio “de hecho aunque no de derecho”.
Cómo se habrán afectado los intereses, especialmente económicos del señor Servitje, que en sólo dos años cambia su forma de pensar y manifiesta gran preocupación por los pobres del país, reconoce las desigualdades que lastiman, critica los insultantes sueldos de los gobernantes y los magistrados por su autoasignación, porque se despachan solitos y no hay nadie externo que los regule. Le hierven las venas por lo incivilizado del país y se duele de la corrupción policíaca y de los jueces.
En fin, don Lorenzo, como lo llaman sus cuates, de súbito se ha sensibilizado con los grandes problemas sociales que padece México, pero se ha olvidado que el frente de ataque que promovió en las elecciones presidenciales pasadas, lo arremetió precisamente contra quien postulaba exactamente lo mismo que ahora promueve. Don Lorenzo se autoproclama como un peligro para Mexico reloaded.
Todo lo anterior y más dijo en su conferencia, invocando a su conocida proclama de ciudadanización. Siempre oculto tras esa bandera.
Su convocatoria a votar y a invitar a votar lleva jiribilla. No tiene mayor deseo que obtener amplias mayorías en el congreso para el partido que apoya, el PAN, y así seguir, sin sobresaltos, gozando de los subsidios al campo, particularmente a quien siembre trigo y continuar fortaleciendo su monopolio. No le importa el proceso electoral en sí. Fue contundente en su resignación casi monacal al expresar: “ni modo, con estos bueyes tenemos que arar”.
Esa es su percepción. ¿Esta usted de acuerdo con el Osito Bimbo?
Yo no.