El lunes 5 de Enero el señor Presidente de la República dio a conocer 25 acciones de un acuerdo económico mediante el cual los mexicanos podrán tener acceso a un nivel de vida digno, a pesar de los embates de la crisis económica mundial que en este momento está barriendo las economías de todos los países, sobre todo de aquellos que dentro de su desempeño en cuestión económica no estuvo presente la responsabilidad, la racionalidad y lo más importante, la sensibilidad política de que todos los excesos de los gobiernos los paga el pueblo al volver los déficits en deuda y está en obligaciones del pueblo que deberá pagarlas a través de impuestos y de menor inversión en programas sociales y en infraestructura, lo cual provoca desajustes verdaderamente traumáticos como los que sufrimos los que venimos de las crisis sexenales y en algunos casos como en 1988 (inflación del 200 por ciento), cada tres años.
Hoy podemos decir que estamos a punto de enfrentar las consecuencias más fuertes de esta crisis mundial que por primera vez no se generó dentro de nuestro país, pero que por estar insertos en un sistema global de comercio y finanzas, es imposible que no nos vaya a afectar. Sin embargo, hoy es posible que la disciplina fiscal que comenzó hace doce años (en el sexenio del presidente Zedillo) nos permita sortear este problema mundial de mejor manera que otros países.
El acuerdo económico dado a conocer por el presidente Calderón tiene una dirección en que el gasto de las familias mexicanas pueda tener la seguridad de que la inflación no será galopante, y de que los insumos principales no serán aumentados, sino que serán congelados y el gas doméstico bajará un 10 por ciento. La renovación de los aparatos electrodomésticos que los volverá ahorradores de energía, y con los cuales se espera que millones de hogares vuelvan a estar dentro del rango de consumo menor, que la energía se cobre con subsidio, los siete mil cuatrocientos millones de pesos que serán utilizados para anticipos para la adquisición de vivienda y un aumento espectacular en créditos en vivienda y otros rubros no menos importantes, para poder cubrir en salud, alimentación y en educación a todos los mexicanos sin excepción.
Sin embargo algo que no podemos dejar de observar es que hay que generar empleo y conservar el actual, si bien es cierto que en las veinticinco acciones se contempla tener disponibilidad de dinero para crédito a las micro, pequeñas y medianas empresas, apoyo a la competitividad y, sobre todo, el gasto presupuestal acelerado el cual vendrá a generar empleo y a propiciar que las familias tengan poder adquisitivo, pues sin clientes ninguna acción por buena que sea tendrá éxito y la economía nacional dilatará más tiempo en recuperarse junto con el bienestar de las familias mexicanas.
Nos falta la solidaridad de bancos en cuanto a reestructuración de créditos, en particular en cuanto a las tarjetas de crédito y los créditos que por desempleo se han quedado en mora. Es necesario revisar los niveles de intereses y también ocuparse del control de los agiotistas y de las casas de empeño que por un mínimo de préstamo y un máximo de intereses dejan sin patrimonio a las familias mexicanas. Los impuestos deberán ser revisados pues no podemos transitar la crisis con empresas quebradas, en suspensión de pagos o con empresarios en fuga por el fisco. Nos debemos asegurar de que los créditos a las empresas sean otorgados en tiempo, con un costo razonable y competitivo y que no se exijan garantías fuera de orden o aquello que tanto temen: que vuelva el Estado controlador y que el libre comercio pase a ser una buena intención por el abuso de aquellos que en un momento de crisis no entendieron que para salir de ella, todos debemos de actuar de una manera solidaria y responsable.
No dejemos que en México, al igual que otras naciones se aproximE a posturas estatistas del pasado (¿superado?), con estructuras de libre mercado a ultranza, a costa de empobrecer a su propia sociedad y enriquecer una vez más a una burocracia insaciable y volver a sacar comaladas de millonarios con sus socios vergonzantes que nunca podrán explicar el origen y duración de sus capitales.
Observemos que hoy es y será muy difícil distinguir el primero, el segundo y el tercer mundo, pues las características de cada uno de estos mundos ahora están apareciendo en todos los países, ya que los ricos más ricos están en países con una cantidad asombrosa de pobres y hoy los países campeones del capitalismo de la noche a la mañana despertaron con una sociedad empobrecida y con un futuro incierto y peligroso gracias a la ambición desmedida de sus centros financieros.
Hoy tengamos solidaridad, hablemos con la verdad, busquemos apoyar a aquellos que estén en situación más apremiante, pues rescatándolos estaremos ayudándonos. Todavía no empezamos a instrumentar las 25 acciones para la recuperación económica y ya vemos a políticos queriendo llevar aguas a su molino, criticándolas o tratando de que no funcionen aún cuando sea el pueblo en general el que sufra.
¡Ah! pero pronto pedirán de nuevo la confianza y el voto de aquellos a los que negaron la ayuda y el apoyo.