Un museo, según la mitología, es el hogar sagrado de las musas, es el recinto donde se dan cita, Calíope, Erato, Polimnia, las musas de la poesía épica, amorosa y sacra respectivamente; Clío de la historia, Euterpe, de la música, Talía de la comedia; Melpómene de la tragedia, Terpsícore de la danza, y Urania de la astronomía. También en sus orígenes es el recinto donde se preserva el recuerdo o a memoria.
En estos días de vacaciones, ojala sea la oportunidad para los habitantes de nuestra cuidad, de caminar por sus calles, no en las prisas locas y casi demenciales de las compras compulsivas y obligadas de la fiestas decembrinas, sino de recorrerla y disfrutarla observando templos, fachadas de edificios y entrando a los diversos museos que hay en nuestra ciudad.
Pero, ¿qué es un museo?, ¿qué esperamos encontrar en ellos? Sin duda, el concepto del museo ha cambiado a través de los años, y que del espacio solemne y opresivamente silencioso, donde sólo se podían contemplar en la fría distancia, los objetos de arte y de culto; ha pasado a ser un lugar vivo e interactivo, donde las personas puedan encontrar información que los provoque, los interrogue y les brinde un momento de alegría y de reflexión.
Hace años, pregunté a algunos amigos y familiares qué significado tenía para ellos un museo, y obtuve, para sorpresa mía por coincidir en la respuesta, tres de ellas, que era un lugar donde habían vivido uno de sus momentos de mayor alegría.
Sin lugar a dudas, un museo, es un espacio donde las personas se deben sentir a gusto, donde tengan la posibilidad de participar y opinar, ya sea de manera forman o informal, un espacio que invite al diálogo íntimo, a la reflexión, que provoque al espectador, es definitivamente un lugar mágico.
Un museo debe provocar hacer preguntas y sembrar la curiosidad de lo visto; ser altamente estimulante, divertido, y en donde la gente en él esté feliz, y haya calidez en las relaciones humanas, y que el personal que recibe, cuida y atiende a los visitantes, brinde información a las dudas de sus visitantes, con precisión, claridad, sencillez, amabilidad y conocimiento de lo que ofrece su museo.
El museólogo Ery Cámara, quién fuera subdirector del Museo Nacional de Antropología, explica que los museos tienen que bajar del pedestal y caminar por la banqueta con todos, sólo así se podrá entender que hay otros tipos de diálogos que los libros no han explorado todavía y que corresponde a todos los que trabajan tanto dentro, como fuera de los museos, participar en la emancipación del público para que éste sea un lugar de estudio o de recreación.
Es primordial que siga existiendo el museo imaginario, dentro de cada museo, esto es, que se exhiban las obras libremente sin ser sometidas a una subordinación, como sucede en la mayoría de ellos. Cuando el museo fue heredado por los países del tercer mundo, no se cuestionaron sus características y se tomó como si fuera una joya dentro de su ciudad y se convirtió en una tradición que se ha conservado hasta la fecha.
Un museo que no es didáctico no tiene razón de llamarse museo. El museo que se muestre como joya no es confiable. El lugar de y para todos. Son espacios de la ciudadanía, quienes con su presencia les dan vida y razón de ser.
Hoy en día además de las exposiciones, ya sean permanentes y/o temporales, ofrecen una diversidad alterna de actividades culturales, como lo son: conciertos, teatro, conferencias, presentaciones de libros, cursos, talleres etc., que enriquecen su vida, es “el lugar de los sujetos no de los objetos”.
Habrá que reflexionar, sobre la vida y actividad de nuestros museos. Vayamos a ellos, no sólo durante las inauguraciones, donde se va a la foto, la pasarela y al disfrute de los bocadillos y bebidas del brindis. ¿Después de ese día, cuántos irán a ver la exposición?
El Consejo Internacional de Museos ICOM, define al museo como una institución pública o privada, de carácter permanente y no lucrativo al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público que exhibe, conserva, investiga, comunica y adquiere, con fines de estudio, educación y disfrute colecciones de arte, científicas etc. Siempre con un valor cultural.
También debemos considerar dentro de esta definición, otros espacios, como galerías, jardines botánicos, sitios y monumentos naturales, centros de ciencias y planetarios entre otros.
Reitero la invitación a aprovechar estos días y darse la oportunidad de visitar nuestros museos, que son nuestros espacios y donde aprender, disfrutar y convivir. Yo confieso también, que he tenido en los museos, momentos maravillosamente inolvidables. Ojalá un día se vuelva parte de nuestra vida y que de manera natural nos digan: “oye te invito a ir al…museo”. ■