Primero: (del hagakure) imagina tu muerte de todas las maneras posibles: un piano te cae a la cabeza; abres la caja y explota la dinamita marca Acme; un conductor ebrio, dormido o ambas no controla el volante y te echa la máquina encima; Dio detiene el tiempo y deja caer una aplanadora sobre ti y también cientos de miles de golpes con su fuerza vampírica; o el cuerpo finalmente se descompone y te da un paro cardiaco, una gripa mutante, una hemorragia inesperada. Imagina, también, que la muerte se ha olvidado de ti y que primero vivirás una vida larga, insoportablemente larga, a veces tediosa y a veces feliz hasta que por fin puedas ver el verdadero rostro del hombre de la capucha negra, los jeans y el cigarrillo en los labios.
Segundo: no creas en los charlatanes fáciles, en los nihilistas de ocasión o los pesimistas ensimismados. Se inventan diálogos fáciles y graciosos pero, por dentro, imaginan que son bañados por una mirada de dios, o por los pétalos de un cerezo o extrañan la locura infantil, como aquella quijotesca de pasear por la cueva de Montesinos y finalmente creer, creer de verdad. No sólo dudes de ellos, además duda de ti. El milagro de la verdad se encuentra en la exploración y la curiosidad.
Tercero: (de la OMS) camina, al menos, 10,000 pasos al día para tener un cuerpo saludable y activo. Manpo-Meter en mano y ándate, Lázaro querido, dirían los japoneses que todo lo inventan. No tienes que hacerlos a la primera, no te gastes y tampoco deben ser 10,000, pero los que el cuerpo decida. Dale una vuelta a la cuadra y cuenta los pasos que te toma. Mira a la gente a tu alrededor, escucha los rumores de los viejos, aprecia las sombras de los gatos amarillos que saltan los tejados y dejan el rumor de una canción de amor. No tienes que correr, no tienes que comprarte trajes ajustados y pikachescos para hacer ejercicios extraños como el zumba, el spinning, el pilates o bien, bicicletas caras con la intención de huir de la muerte, del tiempo y de la vejez. Tan sólo camina todos los días y encuentra el camino bordeado de árboles.
Cuarto: (de la Biblia) no hables todos los días con Dios porque a él sólo le interesa castigarte y el castigo, aunque inevitable, puede limitarse a los días en que uno se siente masoquista o necesitado de redención.
Quinto: un compañero animal no sólo te rescatará del infierno, el purgatorio o los viajes oníricos más crueles pero también te acompañará en algunas aventuras cuando salgas a pasear o algunos viajes personales, íntimos, como cuando lees un libro o te detienes a sollozar porque has recordado los lugares donde amaste la vida, donde fuiste niño y feliz. Los ojos grandes del animal te recordarán que no eres único en el mundo, que perteneces a una cadena, que eres un microbio en el universo pero no estás solo en la roca, en esta roca.
Sexto: (de varios libros de gamification, o gamificación, o jueguificación) el espíritu humano está en el azar y el juego. Dios azar rige sobre todas las cosas. Nadie sabe realmente qué contienen las cajas de botín que están reservadas para nosotros, los hombres.
Séptimo: sin importar cuan cierto sea que el mundo es una simulación, o el universo entero, y que somos sólo un fragmento de código preparado por inteligencias vastamente superiores, lamentablemente como individuos sujetos, encerrados en la caja cósmica, debemos darle una interpretación al mundo y navegar en el mismo, debemos vivir bajo la realidad que nos ha sido asignada y trabajar sobre la misma hasta cumplir nuestro propósito (el cual siempre será desconocido porque esas inteligencias cabronsísimas tienen su propia realidad e interpretación de las cosas, y sí, quizás dios simulación nos hizo a su semejanza, pero quién sabe ya qué tanto hemos corregido en nuestras sinapsis para poder sobrevivir esta locura y luego descubrir una más grande, eso es inasible, no podríamos comprenderlo). Simulación o no, sé gentil, sé responsable de tu interpretación y tu realidad.
Octavo: si te estás quedando calvo, usa champú de cola de caballo para recuperar algunos cuantos pelitos o usa una navaja o una máquina de rasurar. Sé un calvo con dignidad. Toma la decisión, no permitas que la biología la tome por ti si puedes adelantarte. No pasará de que seas indeseable para algunas muchachas, algunos muchachos, algunos sátiros pansexuales. Recuerda que las calvas, cuando son bien brillantes, pueden reflejar el ojo de Dios o revelar al diablo, cuando está borracho, algunas rimas agradables y ocultas para continuar con la canción del desvelo.