Una de las principales aportaciones del diseño en sus más diversas disciplinas en los últimos años es su pensamiento y estructura metodológica para incubar innovación. El diseño en la competitividad de los mercados actuales y ante el reto de usuarios diametralmente distintos entre necesidades, servicios básicos, comodidades y experiencias hace que las organizaciones y las industrias se focalicen en descifrar cómo generar valor -entre varios factores más- por ello las instituciones de enseñanza han adoptado esquemas de pensamiento derivados de las técnicas de diseño, entre ellos un punto fundamental e iniciático para generar innovación es la investigación.
Lejos de los esquemas rígidos con los que se enseñaba o se entendía la investigación hasta mediados del siglo pasado, el concepto muto en la actualidad a lo dinámico, retroactivo y cambiante, tanto las empresas y los gobiernos se han dado cuenta que invertir en investigación es un activo a largo plazo que será́ un diferenciador de oportunidades transferidas idealmente a mejorar la calidad de vida de las personas generando negocios que activen las economías locales, aquí el diseño y su forma de entender la investigación actúa como un catalizador que la enfoca a una problemática específica, con un fin acotado y que deberá devenir en proyecto que conciba competitividad, bienestar y desarrollo inclusivo -en el ideal de los casos-.
Por consiguiente, la enseñanza de la investigación en los programas de formación -como materia, tópico, temática, taller o como se le quiera denominar- es una pieza clave para la innovación en este siglo y sobre todo en las sociedades latinoamericanas. La necesidad de que el estudio de la investigación se instruya en los primeros años de enseñanza básica y se profundice en la educación media y superior esta bajo el esquema de tener mayor cantidad de emprendedores que focalicen problemáticas de cualquier índole -debido a la versatilidad de disciplinas, oficios y oportunidades- siendo beneficioso para desarrollar una sociedad del conocimiento, una sociedad de capital intelectual con desarrollo científico y tecnológico y no solamente destinada al ciclo repetitivo de sociedades manufactureras o de servicios.
Investigación para todos debe convertirse en un eje de cualquier gobierno o institución que se precie de desarrollar innovación, ya que es solo por medio de esta y su metodología analítica, crítica y resolutiva es que se podrán plantear retos, generar la observación de un contexto local y aplicar soluciones para producir bienestar, de lo contrario hablar de innovación o ecosistemas de emprendimiento resulta francamente incompleto, ya que si hablamos de ecosistemas de innovación, el contexto específico es una variable relevante y si no se desarrollan estudiantes -futuros profesionistas- críticos y observadores de esas variables que las cuestionen e incidan en ellas por medio de la investigación resultará difícil generar emprendimientos, crecimiento y sostenibilidad.
Al contrario de lo que se piensa la creatividad no antecede la innovación, la investigación es la que da origen al desarrollo de esta, no es casual la formula investigación + desarrollo = innovación. Por ello es vital que la investigación se genere -y se enseñe- en cualquier ámbito sea este académico o no y para cualquier persona, solo así todos podrán hablar el lenguaje universal del descubrimiento y la invención.
Se necesita invertir tiempo y esfuerzo en un modelo de investigación propio y para todos, que considere el pensamiento de diseño como punto de salida para las ideas, el modelo deberá ser transferible y replicable a fin de desarrollar en cada alumno un investigador, cada uno en su sector clave que se sumara a otro sector clave en una sinergia de conocimiento cíclica y estructurada, de desarrollo institucional, social, empresarial, medioambiental, esta metodología -que deberá ser propia- permitirá ir localizando y afinando los ejes de la misma con mayor potencial. Investigar es invertir capital para generar nuevo conocimiento y devendrá en innovación tomando ese conocimiento convirtiéndolo de nuevo en capital y bienestar social.
Los proyectos de investigación deberán tener su epicentro en la academia y nutrirse de la sociedad y las empresas, de integrar políticas públicas con planes de desarrollo industrial y de innovación como herramientas indispensables que identifiquen oportunidades en los sectores estratégicos locales para proyectos de valor que salgan de cualquier aula en cualquier lugar y construyan realidades.