El gran viaje (de África a Chile) / Esencias viajeras - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Foto: Santiagoadicto Instagram 

Imagen de la obra “Chile Hoy” del pintor Guillermo Muñoz Vera, colocada en la estación de

metro La Moneda y que forma parte de la serie de catorce cuadros con un total de superficie de 186 m2. (2005)

Tuve la fortuna de llegar a Santiago en las últimas semanas del verano donde la ciudad es un gran picnic, la gente anda en bicicleta, sale a correr, pasean a sus perros -o sus perros los pasean a ellos-, pululan las plazas, los parques con el beneplácito de un clima templado y soleado, pero ahora acá comenzó ferozmente el frío del otoño, para ser precisos el pasado 21 de marzo para el hemisferio sur, lo que para el hemisferio norte marcó la llegada de la primavera, este fenómeno cósmico llamado equinoccio está determinado por la posición del astro sol sobre el ecuador -llámese a la línea virtual que divide la tierra en dos polos- y es así como el día y la noche tienen la misma duración en México, en Chile y en todo el planeta. La tierra, que gira alrededor del sol en un movimiento de traslación, produce las cuatro estaciones del año. La tierra gira sobre un eje que está inclinado, por eso ocurre que acá el polo sur se aleja del sol generando frío y el polo norte se acerca elevando la temperatura y viceversa durante los últimos miles de años.

El frío empezó a sentirse en Santiago con intensidad, más aún, la situación se agravó en la ciudad particularmente debido a intensas lluvias que hicieron desbordar el milenario río Mapocho, río que atraviesa literalmente toda la ciudad y el cual nace en la cordillera de los Andes y llega a desembocar en el río Maipo, que fuera utilizado ya por los incas como una importante arteria fluvial para abastecer sembradíos y poblaciones, ahora debido a la modernidad y al acoso a la naturaleza el río desbordó por una mala planificación constructiva en la zona de Providencia -una importante zona financiera y comercial de la ciudad-, estas lluvias más el intenso frío han hecho sacar ya los abrigos, las bufandas y cuanta ropa nos cubra, reniego del frío que hace acá en el sur del continente, más cuando me desplazo a la universidad muy cercana a la imponente cordillera que amanece nevada en todo su esplendor, la nieve cubre de blanco los cerros que parecen grandes monumentos a la naturaleza.

Aunque realmente es por la nieve y el intenso frío que estamos aquí, no me refiero a mí o a los santiaguinos, me refiero a toda la gente de sudamérica; a los porteños, los paulistas, los chaqueños, los cusqueños, cochabambinos, bolivarenses, los charrúas y aunque no lo crea el frío hace que estén también los pueblos centroamericanos y por supuesto norteamericanos -en su definición geográfica, no política-. El frío pobló América y el mundo. Pero esto se remonta a miles de años atrás, en donde la migración, la búsqueda de oportunidades, la supervivencia y la curiosidad actuaron como elementos de movilidad para llegar a nuevos territorios, el clima jugó un papel fundamental en la expansión de la humanidad por el planeta y es en África donde el gran viaje comenzó.

Para esto hay que remontarnos unos 200 mil años atrás, descendemos de un pequeño grupo de homo sapiens que surgió entre el oriente y el sur de África, ahí es el epicentro del origen de la especie, todos venimos de África, por más que uno se sienta muy oriundo de su tierra en realidad provenimos al igual que el resto de la humanidad de este origen común, de ese punto de nuestros ancestros hasta hoy han pasado más de seis mil generaciones.

En África permanecimos mucho tiempo debido a que las condiciones climáticas y del hábitat fueron propicias para que la vida emergiera y nuestra especie se desarrollara, se expandiera y creciera, parece que la pasábamos bien entre comer, cazar y reproducirnos sin horarios de oficina, África nos sentaba pues bastante bien -parecía que tampoco pagamos impuestos-, que permanecimos sin salir del continente 140 mil años, es decir 3/4 partes de la historia de la humanidad se acontecieron ahí ¿pero que nos hizo salir, que propició que un grupo de seres humanos decidiera emprender el viaje, que motivó la migración, habría mala recepción de Wifi?

Pues entonces al igual que hoy en día no te cambiabas de región o de país sin ninguna razón, el viaje lo provocó la órbita terrestre que mencionamos al principio, esa órbita responsable del clima planetario, ligeros cambios en su posición originaron una era de hielo -y no me refiero a la película animada-, un catastrófico cambio climático que duró 100 mil años y así nuestra exuberante casa primaria llena de tundras, bosques y animales, manantiales y ríos, ideal para jugar al futbol y los asados de domingo -sin olvidar la reproducción- se convirtió en un paisaje desértico, árido, sin lluvias durante miles de años. El clima siempre ha sido el eje de nuestro cambio como especie.


Este periodo fue el más desolador de nuestra historia -como un eterno lunes con resaca-, con escasas fuentes de agua nuestros antepasados y su supervivencia pendían de un hilo, en una situación angustiante de sobrevivencia pura, se calcula que llegamos a ser unas dos mil personas en toda la tierra, todavía sin salir de África -la ventaja de esta situación fue un gasto menor y una velocidad récord para el primer censo de población mundial-. Éramos una especie al borde de la desaparición, una especie en peligro de extinción que sobreviviría para poner a otras especies en peligro de extinción -para que aprendan lo que se siente-. Para sobrevivir había que salir de África, algunos pequeños grupos se quedaron -probablemente les dio pereza tanto trámite de visado y hacer las maletas- y otros se dispersaron. Los grupos que siguieron avanzando llegaron hasta el extremo sur del mar Rojo, África está a tan solo 28 km. de la península arábica en Asia, ese fue el primer punto de salida de nuestra especie hace 60 mil años.

Así nuestros antepasados migrantes recorrían miles de kilómetros bordeando las costas de lo que actualmente es India y Pakistán hasta llegar al sudeste asiático ¿qué les hacía dispersarse, qué les hacía caminar?, ¿buscaban mejores paraísos fiscales de inversión?, probablemente avanzaban debido a la falta de recursos naturales para alimentarse, para vestirse, lugares donde habitar sin peligros naturales o simplemente un día te subías a una pequeña balsa maltrecha un sábado por la tarde para pescar y la corriente marina te llevaba a tu propia isla, un resort a la vuelta de la esquina y decidías quedarte ahí en lugar de volver con tus siete mujeres y veinticuatro hijos.

Así el ser humano llegó a Asia con la inmediatez de la vida, lo prioritario; comida, refugio y un buen clima -no olvidemos la reproducción-, aunque no siempre al indicio de mal clima se emprendía la peregrinación, los cambios de la atmósfera se manifestaban radicalmente -como candidato en época electoral- y esto impactaba en la tierra alterando los ecosistemas, la adaptación es un punto fundamental para el migrante y así nuestros viajeros africanos ahora instalados en Asia por medio de la imaginación y su creatividad desarrollaron herramientas, vestido, lugares donde vivir, controlar el fuego, cazar, desarrollando progresos culturales que cimentarían lo venidero.

Estos cambios hace 40 mil años más que tecnológicos y culturales fueron cambios físicos, el color de piel por ejemplo, ese rasgo que ha dividido a la especie -a la más estúpida por cierto, que parecen neandertales- se da también por el frío y la línea orbital de la tierra. Nuestros antepasados africanos tenían la piel oscura como forma de protección debido a la intensidad de la luz solar, actuando la piel como bloqueador natural en los trópicos, pero en la tundra de Asia central en donde la luz solar es escasa la piel oscura es una desventaja ya que se necesita absorber toda el sol posible para producir vitamina E fundamental para la construcción ósea, por eso se fue aclarando. Al poco tiempo -unos 20 mil años después- grupos humanos volvieron a dispersarse, algunos hacia el oeste (Europa) y otros hacia el este (Asia Oriental) -dependiendo la disponibilidad de vuelos-.

Pero hubo un grupo que con la edad de hielo en su tope, con fríos intensos, décadas de nevadas continuas e inmensas capas de hielo que cubrían el norte de Euro-Asia volvió a migrar -tercos en caminar o pertenecientes al club dorado de millas-. Con el congelamiento en los polos los niveles de agua bajaron unos cien metros haciendo transitable lo que ahora es mar los humanos podía pasar desde lo que hoy es Rusia hasta el norte de América sin darse cuenta, migrar sin fronteras -las secretarías de extranjería estaban cerradas por nevada-. Se sugiere que el ser humano cruzó el puente terrestre de Bering hace unos 14 mil años aproximadamente, es decir los latinoamericanos salimos de África, recorrimos Asia llegamos a América y hasta Chile como el último punto recorrido (de a mochila todo el viaje y reproduciéndonos).

El máximo punto alcanzado fue Monte Verde en la Región de Los Lagos, al sur de Chile, este lugar es el emplazamiento más antiguo de América siendo el viaje más largo que ha realizado el ser humano en toda su historia, viajando más de 16 mil kilómetros desde el extremo superior de Alaska en tan solo 1,500 años -las paradas sólo se hacían para ir al baño y reproducirnos, ocasionalmente para comprar golosinas-.

Hace 11 mil años la edad de hielo ya estaba retrocediendo y la masa terrestre que unía a Rusia con Alaska desapareció -al derretirse el hielo subieron las aguas de los mares y grandes bloques antes transitables se convirtieron en agua-, de tal modo que los americanos quedaríamos aislados del resto de la humanidad durante más de 10 mil años. El aislamiento llegaría a su fin “oficialmente” con la llegada de Colón, es así como en poco más de 500 años nos hemos integrado al mundo -y nos hemos ultrarreproducido-.

Este gran viaje de migración y aventura, de frío y de calor extremo nos muestra cómo una especie adaptable y conectada, nos enseña como todos compartimos el 99.99% de ADN, somos idénticos a nivel genético, estés en Sudáfrica, China, Alemania, Australia, México o Chile, gran parte de nuestra identidad está dada por la migraciones, los cambios climáticos y la superficialidad del contexto que incide profundamente en nuestro desarrollo cultural. Biológicamente las barreras nunca han existido y mentalmente deberán derribarse cuando se tenga en cuenta nuestro propio viaje como especie, ¡el gran viaje!


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