No sé, cuesta trabajo entender su muerte como un suicidio, aunque claro, es posible, pero no dejamos de preguntarnos, ¿cómo es que alguien como Keith Emerson opte por darse un disparo en la cabeza?, no entiendo, ¿qué razones tendría para hacerlo?, era un verdadero virtuoso del piano, porque en efecto, antes de ser un extraordinario organista, el órgano Hammond definió en gran medida su perfil musical, antes de ser el gran intérprete del modular inventado por Robert Moog, y más que ser un tecladista del más alto nivel, Keith Emerson era un pianista, un virtuoso del piano, ese era principalmente su instrumento y en él hizo algunas de sus más grandes obras musicales.
En su carrera solista, no muy extensa pero muy solvente, y que llevó paralelamente con su trabajo en Emerson, Lake & Palmer, compuso un concierto para piano en los tres movimientos tradicionales de todo lenguaje concertante, con un movimiento lento en medio de dos rápidos, inicia con un Allegro Giocoso, continúa con un Andante Molto Cantabile y el tercero es Toccata con fuoco. Lo estrenó tocando él como solista con la Royal Philharmonic Orchestra, probablemente la versión más reconocida sea la del maestro Jeffry Biegel. Pero también con Emerson, Lake & Palmer hizo con el piano verdaderas obras maestras, sobre todo nos enseñó el más alto nivel del difícil arte de la improvisación.
El grupo se formó con Carl Palmer que provenía del grupo Atomic Rooster, Greg Lake que renunció nada menos que a King Crimson y Keith Emerson que abandonó The Nice, los tres se agruparon para dar vida a uno de los conceptos de rock más ambiciosos, inteligentes y exitosos en toda la historia del rock. Entre algunos de los discos más importantes que grabaron podemos contar el primero que es homónimo, el Brian Salad Surgery, Pictures at an Exhibition, Tarkus, Trilogy, principalmente estos fueron discos todos ellos con una propuesta muy sólida e intensamente revolucionarios, en un lenguaje que ya de por sí es revolucionario, me refiero al rock progresivo.
Como solista, además de su ya mencionado concierto para piano y orquesta aunque esté incluido en el volumen I de “Works” y que pertenece a Emerson, Lake & Palmer, grabó música para cine, como es el caso de Nighthawks, Best Revenge, o el clásico Inferno para la película de Darío Argento.
Su desarrollo como tecladista en el rock dejó una incuestionable escuela que muchos han seguido fielmente, su estilo definió en gran medida el espíritu del rock progresivo desde los años sesenta, aunque se desarrolló más abiertamente en los setentas, y su talento, que bien lo podemos definir como sublime, majestuoso, mágico, ha quedado registrado en todas las grabaciones de audio y video con las que por fortuna contamos. Verlo en vivo era todo un espectáculo, no sólo por su virtuosismo como intérprete, sino por todos los elementos adicionales que lo acompañaban, como apuñalar un órgano Hammond, tocar el piano al revés y arrancar sonidos del modular Moog del que definitivamente fue el mejor intérprete.
En Keith Emerson encontramos ese triángulo casi sagrado que es tan difícil encontrar en un buen músico, creo que, a reserva de tu mejor opinión, sólo Keith Jarret y Keith Emerson son ese punto de convergencia entre lo que es la interpretación, la improvisación y la composición, pero con la diferencia de que Jarret se desenvuelve en el jazz y la música clásica y Keith Emerson en el rock y en la música clásica, pero ambos con una solvencia totalmente incuestionable, por cierto, ya que hablamos del otro Keith, es decir, Jarret, otra de las diferencias entre ambos es que el jazzista sólo está interesado en los instrumentos acústicos, no me imagino a Keith Jarret tocando un sintetizador, o incluso un piano eléctrico, mientras que para Keith Emerson esto es parte del diseño de su perfil musical, y es grandioso en el sintetizador Moog, en el órgano Hammond y en todos los instrumentos electrónicos de teclado, pero como pianista alcanza dimensiones extraordinarias.
Su muerte mutila irremediablemente a la música, no murió cualquier músico, claro, la pérdida del que sea es irreparable y lamentable, pero con la de Keith Emerson la música pierde a un virtuoso, a un genio del piano, de esos que ya no encontramos fácilmente, o que incluso, simplemente, ya no encontramos, simplemente porque no hay.
Keith Emerson me hizo entender, entre otras cosas, que la música clásica, o si lo prefieres, la música de concierto, es posible entenderla, ejecutarla e incluso disfrutarla desde la trinchera del rock. Yo solía ser muy celoso en este sentido, me costaba trabajo entender que la música de los grandes maestros saliera de su contexto, y la verdad me sigue costando aceptarlo, o en la mayoría de los casos simplemente no lo entiendo, pero cuando escuché la Danza Criolla del argentino Alberto Ginastera en el soberbio tratamiento de Keith Emerson, mi cerrada y celosa perspectiva cambió por completo, después, ya más entrado en materia, me dejé seducir dócilmente, casi sin defenderme, por la versión de Emerson, Lake & Palmer de la obra de Mussorgsky, “Cuadros de una Exposición”, la obra fue originalmente compuesta para piano solo, así la concibió el maestro, pero de ella se han hecho por lo menos una veintena de diferentes orquestaciones, siendo la de Maurice Ravel la más conocida y consecuentemente la más interpretada, con esta consideración es que acepté primero, y después me fascinó, la versión de E,L & P.
Descanse en paz uno de los más grandes pianistas desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, Keith Emerson.