Yahvé dijo a Moisés: «Sube a lo más alto del cerro y detente allí.
Yo te daré unas tablas de piedra con la enseñanza y los
mandamientos que tengo escritos en ellas,
a fin de que los enseñes al pueblo.»
(Éxodo 24:12)
En el desierto el monte humeaba, la Luz había bajado en medio del fuego de las guerras, subía aquel humo como de un horno -no había microondas- y todo el monte temblaba muy fuerte. El sonido del cuerno -o del altavoz LE1- iba creciendo, Dieter Rams hablaba y la Luz le contestaba con el trueno.
Entonces la Luz emitió las sabias palabras que llevarían al pueblo errante de los diseñadores al camino de la salvación del diseño, habían llegado al desierto teórico en busca de sentido y de certezas, ahí acamparon entre las hordas oscuras de la publicidad, el marketing y el capitalismo -que tiempo después los tentaría en el desierto ofreciéndoles oro, riquezas, poder, diciéndoles: –Todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras-. Los diseñadores establecieron su campamento frente al monte después de deambular por la tierra.
Dieter Rams subió la tarde de aquel antiguo año a encontrarse con la Luz y cuando ésta terminó de hablar con Rams, le dio las dos tablas de termoplástico con acabado en aluminio, escritas por el dedo de la Luz -tecnología touchscreen-. Diez mandamientos que dijo de viva voz como de trueno a Rams y dejó constancia por escrito y esculpidas en router de control numérico para que el pueblo de los diseñadores las acatara y siguiera los preceptos de la Luz.
–Te entrego estos mandamientos, principios éticos y de adoración al Diseño, interprétalos y enuméralos, transmítelos a tu pueblo de diseñadores incultos, idólatras de falsos profetas y modas pasajeras, adoradores de marcas y becerros de oro, pues de no ser así los castigaré condenándolos a la superficialidad y la obsolescencia.- Dijo la Luz a Rams.
Rams bajó del monte ya sin su barba larga y blanca, afeitado con la Sixtant SM2 y le enseñó a su pueblo de diseñadores las dos tablas, las cuales los guiaran por el buen camino con los preceptos sagrados de amor por el Diseño y el prójimo; “Amaráis lo que diseñes para tu prójimo como si fuese para ti mismo”.
El pueblo de diseñadores se sentó en el desierto, en la tierra que todavía retumbaba por los relámpagos en el cielo, en los Puff, en la silla Red and Blue a escuchar a Rams, hijo de Braun, todo el pueblo había observado en blanco y negro el estruendo, las centellas, el sonido del cuerno y el monte que humeaba, vieron bajar a Rams y lo esperaban. El grupo de jóvenes del pueblo de diseñadores atemorizados y perdidos dijeron: –Habla tú, Rams, hijo de Braun, con nosotros y nosotros oiremos. Rams respondió: –No temáis, la Luz me ha dado las tablas con los Diez mandamientos, el top ten que nosotros el pueblo elegido de los diseñadores deberemos de seguir, enseñar y transmitir a nuestros predecesores en las tierras en donde la gracia del Diseño toque con su omnipresencia.
Ahí los truenos se disiparon, las aguas se abrieron -tuberías defectuosas- y el estruendo de la voz de Rams lleno cada grano de sal del desierto semántico y teórico del Diseño, su voz fue un estruendo y leyó los mandamientos:
- El buen diseño es innovador
- El buen diseño hace útil un producto
- El buen diseño es estético
- El buen diseño hace un producto comprensible
- El buen diseño es discreto
- El buen diseño es honesto
- El buen diseño tiene un valor anacrónicamente duradero
- El buen diseño concibe exhaustivamente el más mínimo detalle
- El buen diseño respeta el medio ambiente
- El buen diseño es diseño en su absoluta mínima expresión
Así Dieter Rams dio a conocer el Decálogo del Diseño, los diez mandamientos al pueblo predilecto de los diseñadores. Escucháis, pueblo, y escucháis, infieles del Diseño; –Apréndanlos bien y póngalos en práctica, la Luz hizo una alianza con nosotros en el monte, pero no solamente la proclamen entre ustedes, vayan en el nombre del Diseño y conviertan a los infieles que crean monstruosidades inservibles, aberraciones antinaturales y objetos inmundos, conviertan a los infieles de otros pueblos y otras tribus, hordas de bárbaros que en el nombre del Diseño profanan los mandamientos que la Luz nos ha dictado y háganles creer en la gracia y la bondad del Diseño como la única salvación posible para este mundo. La Luz hablo conmigo, Rams, hijo de Braun, en medio del fuego donde él azaba bombones sublimes de colores, y sentenció, entre fuego y coros de aves: –El Diseño es el camino, la verdad y la vida, seguidlo, amadlo y respetadlo.