Me interesa el futuro porque es el sitio
donde voy a pasar el resto de mi vida.
Woody Allen
Uno de los principales imperativos de la actividad de diseñar es estar permanentemente en el futuro, si bien el ser humano como especie está siempre proyectado, en la actividad de diseñar esto deriva en un imperativo de temporalidad infinita.
El principio de futuro está encerrado en el diseño desde su origen como actividad proyectual, entendiendo como proyectual en diseño a la construcción consciente y sistemática de un marco conceptual (serie de ideas y conceptos que guían al diseño), para posteriormente generar la acción de diseñar que está normada por programar tiempos (pasado, presente y futuro) que deberán de concretarse en el proceso de diseño, entendido éste como operación de transformación de la realidad.
El proceso proyectual está edificado en toda su estructura metodológica en el diseño, para ser un transformador de la realidad (ya sea de una silla, un avión o una parada de autobuses) esta transformación de la realidad está siempre proyectada a futuro, desde un presente metodológico de acción y un pasado teórico de información, sin embargo, su aplicación sólo puede darse en el futuro, ahí es donde el diseño encuentra su temporalidad real.
Bajemos la pelota para entenderlo, un actor y la interpretación de la obra teatral están trabajados en un pasado de información y en un presente de acción, es decir, la interpretación del texto por parte del actor sólo existe en el fugaz momento en el cual la obra es presentada, aunque se trabajen los ensayos para el próximo año, la obra sólo tendrá su transformación o interpretación de la realidad en el momento en que sea montada, en ese presente existe y vuelve al pasado. Lo mismo sucede con un poeta y su poesía, el poema sólo existe en el momento de su pronunciamiento, la actividad poética se da en un presente y no en un futuro, aunque en ambos ejemplos exista siempre la “posibilidad” de futuro en tanto sea utilizada por el hombre.
En el diseño y lo que este proyecta, el futuro es el factor imperante, pongamos de ejemplo una silla, en este caso, la silla se diseña con reminiscencias por medio de investigación bibliográfica o de campo, para de ahí hacer un proceso creativo por medio de dibujos, esquemas y bocetos en presente pensando en: ¿cómo será utilizada?, ¿por qué? y ¿para quién?, esto constituye situarse en el futuro de antemano, sin embargo, una vez ya bocetada y trabajada estética o técnicamente y producida la silla, ésta llegará a ocupar un espacio permanente en el futuro, existiendo solamente cuando es utilizada como cosa o artefacto de futuro, es decir la silla de su comedor ahí está esperándolo en su futuro, sea éste en una hora o en diez años, la silla como mero objeto no se moverá ni ira a ningún lado y esa silla es simplemente una cosa, y es cosa porque sólo cobra futuro y valor cuando es utilizada, mientras la silla es cosa, el hombre y su diseño son posibilidad de futuro.
El ser humano sea diseñador, actor o poeta, es pura posibilidad -en la filosofía de Sartre-, de ahí la conceptualización del hombre en tanto nada. La nada como campo de acción y de futuro en tanto posibilidad, soy nada porque estoy arrojado al mundo, estoy arrojado hacia mi futuro, hacia mis posibilidades. En este presente sólo soy un ser que se eyecta sobre su realidad que es el mundo y generará su propia realidad a través de sus decisiones, de la actividad de proyectar sus decisiones en un futuro. El hombre no es realidad, nunca es realidad, ni lo fuimos ayer por que esa realidad, aunque innegable, ya es inmutable, ni lo somos hoy porque estamos transformándola, ni lo seremos mañana porque estamos en un círculo infinito, no somos realidad, somos posibilidad. La silla es realidad. La silla es una cosa real porque no tiene la dimensión de futuro. Es silla y siempre será una silla, es lo que es. No tiene la capacidad de proyectarse.
En la filosofía idealista esa silla está ahí porque yo la pienso, si yo dejara de pensar en que la silla está ahí ¿esa silla dejaría de existir?, en realidad el que dejo de existir soy yo, esto desde el punto de vista del materialismo filosófico que propone la primacía de la materia por sobre la subjetividad del hombre.
¿Entonces diseñar es una actividad de futuro y de materialismo filosófico, una actividad que proyecta, que avienta cosas al mundo reales para ser interpretadas por ese ser humano que las usa como realidad y como cosas dentro de sus posibilidades y de sus subjetividades?.
Según Descartes podría haber un genio maligno “génie malin” y todo lo que está ahí afuera no existe (todos las cosas del mundo) y entonces estaríamos viendo engaños, sin embargo, Descartes diría que la veracidad de Dios tiene que ser más fuerte que el genio maligno y no se puede dudar de la veracidad divina, entonces llegaría a la siguiente conclusión; todo lo que yo veo que está ahí afuera tiene que existir, sino Dios me estaría engañando, es decir, la silla tiene que existir, sino sería un engaño; pero aquí para demostrar la existencia exterior de las cosas no se ha remitido y ha traicionado su principal fundamento que es el pensamiento, con su gran aseveración; ¡Pienso luego existo!. Ahora más que nunca no olvidemos que la realidad no es todo lo que somos, somos en realidad posibilidad de futuro. Otra realidad de país es posible. Nos vemos en el futuro.