Desde Chile.Una de las cosas más gratas que me llevo como diseñador de mi trotar por este país es la resistencia de algunos de sus diseñadores a la masificación de sus productos, llámese a esto moda, ropa, mobiliario, joyería, gráficos, etc., encontré gratamente una nueva actitud hacia dejar a un lado el camino comercial clásico y enfocarse en minorías de consumidores, a la larga con diseño de mayor calidad en hechura, en la experimentación de materiales, en la venta directa y en una impronta creativa para cada elemento, lo cual se acerca más a lo artesanal que a la fabricación en masa, y eso hace que al diseño le vuelva el alma y al diseñador el compromiso con ese cliente que apuesta por esa prenda o ese mobiliario.
Esto de que los diseñadores chilenos en algunos sectores -que cada día parecen ser más- estén enfocándose a desmarcarse de las líneas comerciales clásicas y generar su propios medios para comercializar y dar a conocer sus diseños, es una propuesta de valor muy interesante que empieza a dar su frutos y que deberemos seguir los que andamos en estos trotes, porque al final tanta diversidad germina estilos propios y uno de ésos en algunos años podría llamarse bien: Diseño Chileno.
Esto ha generado nichos comerciales a explorar y que por supuesto otros países ya han comenzado desde hace tiempo a recorrer -Estados Unidos, Argentina, España, Francia, Holanda, principalmente-, sin embargo en Chile recién el diseño independiente, diseño de autor o diseño exclusivo o inclusivo -dependiendo del teórico que lo nombre- está caminando. He charlado con diversos diseñadores que han apostado por iniciar un emprendimiento en el mundo del diseño para vender ellos mismos lo que crean, así podemos encontrar tiendas de moda exclusivas para mujeres que presentan una colección por temporada y en esa tienda conviven cuatro diseñadoras, lo que hace que en un mismo espacio de moda se tenga la oportunidad de ver y comprar diversos enfoques de la temporada y con diseños que no sobrepasan las quince o veinte prendas producidas, esto en realidad es diseño exclusivo y con precios igual o más económicos que las grandes marcas o los almacenes de moda. A su vez me encontré con tiendas-boutique que, además de diseñar sus propias prendas, diseñan accesorios relacionados a éstas en materiales, formas y colores, en estas boutiques se pueden solicitar prendas de su colección hechas a medida, destacando diferentes lanas y texturas natales, materiales que vienen de diversas regiones de Chile y que se basan en lograr un comercio justo entre el proveedor y el transformador, en este caso el diseñador, comercio justo que también se trata de llevar a cabo con el consumidor final.
Ser diseñador independiente en un mercado dominado por la publicidad de las grandes marcas, los almacenes y los centros comerciales, es una tarea compleja, eso sin sumar la idea de uniformidad de las sociedades actuales imitándonos unos a otros como simios, el mismo traje, el mismo auto, la misma decoración, anteponiendo como pretexto infalible la moda, disculpe usted pero una cosa es la moda, la cual es pasajera, y el estilo, el cual es duradero.
El diseñador independiente, ya sea que haga ropa, mobiliario, gráficos, iluminación o lo que usted guste, busca marcar una tendencia que al final lo lleve a explorar un estilo con el cual se le pueda identificar, de aquí los diseñadores tendríamos que aprender de los artistas, trabajar duro para aprender los fundamentos del diseño, de cada uno de los libros de teoría para después deconstruir ese aprendizaje para lograr plasmar un estilo propio -idea debatida y a veces poco práctica con base en considerar al cliente- pero esto es lo que exige un diseño independiente, la no dependencia ya sea al mercado, a la moda, al medio o al tipo de manufactura o producción, esto está surgiendo con fuerza en los diseñadores chilenos que han encontrado en la escena alternativa un lugar donde transitar para vender sus productos.
Lo interesante de la escena independiente del diseño Chileno es la posibilidad de estar constantemente germinando nuevas tendencias, nuevas expresiones que son vanguardia en el diseño latinoamericano y que mezcladas entre sí exhiben e identifican una identidad propia del diseñador andino y al final del diseñador Latinoamericano, hasta hace algunos años o en algunos sectores tan falto de identidad, pero irse por el camino independiente del diseño es alejarse de la masificación en todo sentido, y esto requiere involucrarse en la cultura, y cuando hablo de cultura es ver cine independiente, teatro independiente, escuchar música independiente, visitar galerías de arte independiente, leer textos de poetas malditos y editoras independientes, consumir alimentos de productores locales, visitar lugares que no ofrezcan la masividad sino la tranquilidad para las ideas, ser diseñador independiente es pensar políticamente también de manera independiente y sólo se puede lograr la independencia liberándonos de nuestras propias concepciones opresoras, disculpe usted si suena como filosofía barata escrita por alguien que usa tenis de goma, lo que quiero decir es que una expresión de diseño genuina surge en el momento que un diseñador se aleja del camino tradicional de lo que se hace hasta ese momento.
Algunos diseñadores en Chile -y en cualquier lugar- prefieren nombrarle a estas nuevas formas de encarar el diseño, su producción, sus métodos de exhibición y canales de distribución como “diseño emergente”, “diseño de autor” o “diseño alternativo”, en el mejor de los casos “diseño independiente”, a mí me gusta llamarlo “diseño contra la masividad”, creo que este último concepto puede englobar los demás. Será interesante seguir de cerca el diseño chileno y sus diseñadores, será interesante crear puentes entre diseñadores, será interesante pensarnos menos dependientes y más latinoamericanos, al final depende de cada diseñador seguir su propio camino, sea aquí o en cualquier lugar del mundo.