Não é o ângulo reto que me atrai, nem a linha reta,
dura e inflexível, criada pelo homem.
O que me atrai é a curva livre e sensual,
a curva que encontro nas montanhas do meu país,
no curso sinuoso dos seus ríos,
nas ondas do mar, no corpo feminino preferido.
Oscar Niemeyer
“No es el ángulo recto el que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida”. Esta frase del maravilloso arquitecto brasileño tal vez resume en gran medida por qué Brasil tiene una gran generación de diseñadores que lo han posicionado como uno de los epicentros más importantes del continente, la ciudad de São Paulo hoy es llamada “la capital del diseño latinoamericano”.
El momento económico, político y socio-cultural que recorre hoy Brasil presenta una oportunidad inigualable para la actividad de proyectar formas, colores, gráficos, textiles, audios, visuales, es decir: diseñar. El plano político es el punto de partida para este surgimiento, algunos de los logros más destacados de la presidenta Dilma Rousseff y su antecesor Lula da Silva (del Partido de los Trabajadores, de centroizquierda) ha sido la disminución de la desigualdad social y la ampliación de la clase media lo que ha revitalizado la economía, las industrias nacionales y las multinacionales, abriéndose nuevos mercados para productos y servicios impactando en todo lo que ello conlleva, posicionándose el diseño como concepto integral para los nuevos usuarios y mercados.
Esto ha dado pie a que emerja una corriente de diseñadores que proyectan para las diferentes clases sociales y sus necesidades, transitando así hacia una mayor democratización del acceso al diseño, a su vez la tradición de la arquitectura y el mueble portugués, el manejo de materiales locales, la conciencia ecológica, las influencias musicales, los rasgos africanos, su rica tradición artesanal y su búsqueda hacia la experimentación de materiales presentan el camino brasileño del diseño.
Un gusto por la simplicidad, la originalidad y una correlación íntima con la naturaleza parecen ser las características principales de su diseño influenciado por la exuberancia de materia prima natural, la selva, el campo, los ríos, el mar y las playas que convergen con la explosión demográfica de las grandes ciudades, el crecimiento, el caos, la vanguardia, logrando un creativo diálogo entre la naturaleza y lo cosmopolita.
No sólo el idioma les marca diferencia de raíz en el diseño latinoamericano, la colonización portuguesa completamente distinta de la española (menos rígida en términos de cultura religiosa y social), sino también su ascendencia africana con todas su implicaciones y la mezcla con los pueblos originarios da lugar a forjar desde hace varios siglos maneras diferentes de abordar e interpretar el objeto, lo que devendrá en formas básicas, austeras, de poco adorno y con estrecha relación con materiales extraídos de la naturaleza. Muestra de lo anterior son sus muebles con la madera como protagonista principal que trabajaban los maestros artesanos casi esculpidos en un tronco de árbol -principalmente con madera certificada que no fomenta la destrucción de los bosques o reutilizada, como la de obras de construcción.
Esa herencia artesanal y cultural se refleja en el diseño brasileño actual, donde predominan piezas de formas simples, austeras, coloridas, sin dejar a un lado un trabajo sofisticado en las conexiones, de acabados naturales y sencillos, relacionados también a la sustentabilidad, el diseño de autor y una producción más pequeña y menos industrializada ha llegado a cotizar a los diseñadores en mercados internacionales. El diseño brasileño actual tiene mucho de la naturaleza en las formas, relacionando lo campesino, lo rural, lo costeño, otorgando simplicidad y función, podríamos abordarlo como un diseño más afectivo, más emocional menos intelectualizado que se estimula en la cultura local, la música, la comida, el carnaval, la naturaleza, el caos, la violencia, la pobreza, el grafiti, el futbol, etc. Enumerar todo lo que posee la cultura brasileña sería una labor titánica (no olvidemos que territorialmente es el país más grande de América del Sur y con 200 millones de habitantes) aparte el actual gobierno brasileño ha dado un gran impulso al rescate histórico y cultural herencia del pueblo, desde São Paulo, Salvador de Bahía, Manaus, Cuiabá, Tucuruí hasta Candeias, Tauá o Brasilia por mencionar algunas localidades de sus vastas regiones
Con ello los diseñadores han sabido influenciarse creativa y técnicamente con las diversas expresiones de cada lugar, el manejo de sus materiales, sus usos, tipos de manufactura, esencia formal y expresión visual, la búsqueda y utilización de sistemas constructivos artesanales que permiten explorar los materiales al máximo, desde acrílicos que se tensan, maderas que se curvan, vidrios que se mezclan con arena, hojas que se plastifican, etc. lo cual termina siendo estilo. Más que poder encasillar y definir ese estilo único del diseño brasileño lo cual sería erróneo y aventurado, si podemos alcanzar a percibir los rasgos sobresalientes que lo sitúan como uno de los caminos más interesantes a tener en vista y si es posible a recorrer. Pero nada de esto sería sin los diseñadores, por lo cual y al estar de moda, la próxima entrega de H+D jugaré al DT y te presentaré a la Selección Brasileña de Diseño con mi once ideal (imperdible).
PD. Esta columna va para mi padre, que entre escuadras, hojas, letraset, João Gilberto, Sergio Mendes, C. Jobim y la chica de Ipanema me presentó al Diseño y a Brasil.