Prefiero la ciencia a la religión porque,
si me dan a elegir entre Dios y un refrigerador,
me quedo con el segundo… al menos en verano
Woody Allen
En clases trataba de explicar a un grupo de alumnos que el diseño debe ser una disciplina que se tome bastante en serio -como lo hemos abordado en esta columna exclusiva a pensarlo, reflexionarlo y escribirlo-, sin embargo, parecía que mis argumentos para aportar seriedad al tema no hacían mella en mis jóvenes alumnos. Volví a tratar con mis mejores argumentos de exponerles que aunque estamos en una disciplina social y de humanidades ésta no puede perder sus apoyos en el método científico y en la ciencias duras como la matemática, la química y la física.
Ahí me detuve e hice una pausa, parecía que una idea me había caído como manzana a Isaac Newton, y de repente, entre plumones y pizarrones, pensé en protones y neutrones, me apoye en la Teoría de los Universos Paralelos para explicar la importancia de diseñar (juro que no había fumado nada). La teoría de los universos paralelos habla sobre la existencia de universos complementarios al nuestro, universos que no somos capaces de ver pero que comparten espacio y tiempo con nosotros. A partir de esta oración capte su atención y el argumento teórico equidistante al diseño pareció volverlos a un estado gravitacional estable, sinceramente no sé si pensaron que si había fumado algo o sólo por estar ávidos de ciencia. Continuando, sabemos gracias a los estudios astronómicos, que el universo se encuentra en expansión y que sigue una conducta de expansión acelerada provocada por una materia a la cual los científicos llaman “materia oscura”. Esta materia oscura está presente en todo el universo y es la que hace que se expanda. Aquí, ya el discurso empezaba a funcionar, llega un punto en donde a la sociedad se le habla de algo “oscuro” y prontamente a uno se le presta atención; claro nunca debe ser utilizado este término de manera racial.
Si regresáramos al inicio del universo, más exactamente al momento del Big Bang, la teoría dice que este fenómeno no fue algo que durase un solo momento, ya que esta cantidad de energía no puede explotar toda al mismo tiempo. La teoría de la Inflación Cósmica dice que sucesivos Big Bangs tuvieron lugar gracias a esta cantidad de energía y de esta manera se crearon diferentes universos. Aquí un poco los empezaba a perder -muchos no conciben ni el alunizaje del 20 de julio del 69 y yo hablando del inicio del universo-, y aclaré que unas explosiones detrás de otras crearon varios universos y estos universos se encuentran flotando en una suerte de salón de clases unos con otros.
Aquí ya la atención la tenía al máximo; pareciera que la verdad, entre más absurda parece, más divertida y comprensible; no olvidemos que hace algunos años atrás pensábamos que la tierra era plana y que todo giraba alrededor de ella, que nuestra galaxia era única y que Plutón era un planeta. Un alumno me sacó de mi interludio físico-astronómico y en pocas palabras me dijo qué relación tenía todo esto con el diseño, le respondí que el conocimiento es como la luz de los astros, un viaje de ida y vuelta para esperar observarlo, y continúe.
George Efstathiou, astrofísico de la Universidad de Cambridge, anuncio el año pasado la primera prueba de la existencia de un número indeterminado de “multiversos”. La presencia de estos “otros” universos apareció en un mapa cósmico desarrollado con los datos de radiación de fondo conseguidos por un telescopio llamado Planck. Es decir, un universo paralelo es una realidad alternativa que coexiste en diferentes líneas temporales y según la ciencia su definición es “universos que están separados uno del otro por un evento cuántico simple”. Y la explicación de la importancia del diseño en esta realidad cuántica no aparece por ningún lado, como si un hoyo negro la hubiera absorbido intempestivamente, pero aparecerá, porque en un sistema cerrado nada se crea, nada se destruye, todo se transforma.
Aquí ya la realidad se alejaba de mis alumnos y me dio la pauta para plantear las diferentes realidades de los universos paralelos. La primera puede ser más exactamente llamada “universo divergente”, en el cual expertos señalan que nuestra vida ocurre de manera diferente entre dos Tierras y las acciones son diferentes a medida que transcurre el tiempo desde aquel punto. La segunda teoría es que entre las dos Tierras existentes se mantienen entre sí ciertas semejanzas. En este caso, cada persona en su universo tendría una parte en el otro universo con el mismo nombre, la misma ascendencia, la misma apariencia, los mismos gustos pero con una personalidad muy diferente. Algunos científicos tienen la creencia de que realmente puede existir un universo paralelo, de hecho, podría haber un número infinito de universos paralelos, y nos ha tocado vivir en uno de ellos. Y aquí entro de lleno en el diseño, es decir, si existen varios universos, y en ellos, realidades paralelas en donde la materia que se crea aquí por ende aparece allá, pues oiga usted, esto es muy serio, diseñar es un acto de gran responsabilidad extra-planetaria, no sólo en este mundo sino para los otros, ya que lo que ustedes creen aquí aparecerá allá (y nadie quiere hacer basura cósmica), por lo cual siempre es mejor diseñar para crear algo hermoso, útil, funcional, que aporte algo al cosmos y que tenga el sello de exportación de calidad de nuestra supernova para que otra galaxias distantes vean que hay vida inteligente en un punto ínfimo del infinito cósmico.
Todos podríamos estar viviendo múltiples vidas paralelas, ya que los científicos que exploran los confines de la física y el cosmos, están empezando a desarrollar cada vez teorías más complejas en donde los universos paralelos existen y que podrían determinar el destino de la humanidad. La palabra universo se supone que significa todo lo que existe. La teoría apunta que nuestro universo no es todo lo que existe, hay Tierras paralelas y con un “yo” paralelo. Es difícil no preguntarse si realmente somos uno mismo, o si podrían existir varios seres como nosotros mismos viviendo diferentes vidas en diferentes dimensiones, y ¿por qué no?, incluso que podamos ser nosotros mismos el sueño de nuestro otro “yo” en universo paralelo. Por lo cual diseñar debe ser una actividad física-cuántica responsable, lo que diseñe aquí aparecerá en una lejana galaxia, y quién sabe, en una de esas y con la expansión constante del universo hasta franquicias podríamos abrir y premios intergalácticos podríamos ganar.