Leaving Las Vegas / H+D - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Hay profesiones que son más dañinas que el

diseño industrial, pero son muy pocas

Víctor Papanek, Diseñar para un mundo real, 1971

Como cada enero de los últimos años se presentó en el Casino Wynn de Las Vegas el evento más grande y esperando por el mundo de la tecnología, la electrónica y el diseño, el CES (Consumer Electric Show), las temáticas que esta feria de vanguardia aborda son tan diversas que se puede encontrar desde una pluma con un dispositivo móvil hasta un auto eléctrico de última generación tecnológica. En esta ocasión destacaron objetos personales, para el hogar y el entretenimiento, menciono objetos y no productos porque esa es una de las principales características del CES, ya que no todo lo que se presenta está pensado o desarrollado directamente para el mercado de consumo y la producción masiva, muchos de los proyectos son prototipos experimentales o bien nuevas patentes en espera o busca de desarrollo para adherirse a una empresa del sector; las grandes empresas presentan su poderío tecnológico y de investigación con caprichos de las más diversa índole.

La tecnología y el diseño se muestran en toda su obscena voluptuosidad desparramada, luces de neón, plasmas, proyecciones, realidad aumentada en donde cada stand de exhibición de cada marca es más espectacular y tecnológico que el anterior, el frenesí electrónico encuentra en la ciudad del pecado su sitio ideal para coexistir.

La conexión a toda hora y en todo momento es el hito de nuestro tiempo, ahora aparatos y cosas distintas a una computadora o un celular podrán interactuar con el usuario por medio de la red, desde el auto, la casa, la ropa o la carretera donde transitamos. También se ha presentado la carta de defunción de algunos formatos de PC, como los portátiles y los modelos de escritorio, ahora serán las computadoras “híbridas” que funcionan como PC y tableta -incluso con doble sistema operativo Windows y Android.

El nuevo lenguaje técnico y tecnológico que se presenta -en una de las ciudades del mundo con más consumo de energía- resignifica a los objetos y al diseño de éstos, así como la actividad misma de diseñar, los objetos destinados a sobrevivir bajo el ala de la tecnología y la electrónica son ponderados en un lugar primordial sobre el deseo del potencial cliente (no utilizare aquí la palabra usuario) que devendrá en consumo. El pilar que edifica esta relación es dejar atrás las necesidades básicas ya superadas y buscar el deseo por el objeto, esta relación que marca la pauta de la actualidad posibilitando que su mayor logro sea otorganos vanas y divertidas formas de trascendencia.

La siempre bien ponderada pantalla no es desbancada de su lugar como centro de la civilización actual y en esta ocasión se presentó la “ultra alta definición” (UHD o 4K) de 50 pulgadas o las experimentales pantallas curvas o flexibles que pueden doblarse y enrollarse como el papel que usted ahora toma -disculpe si nos lee en lja.mx.

Se presentaron más de 20,000 nuevos productos: como la olla inteligente que se controla vía smartphone o tableta que hace que desde cualquier lugar sea posible moderar el tiempo de cocción, se monitorea el estado de su platillo y mantiene la comida caliente al minuto que se indique o la hora de su llegada, también el collar para perros que monitorea todas las actividades de la mascota (calorías, nivel cardiaco y de descanso, así como costumbres alimenticias), y no puedo dejar pasar el cepillo de dientes inteligente que permite establecer la efectividad de nuestro cepillado mediante un reporte detallado que se sube al internet y genera gráficas y tablas comparativas de desempeño en el aseo bucal, y otros tantos diseños como una impresora de golosinas con 3DSystems o una carcasa para su celular la cual, en caso de que sea necesario o de caer en manos no deseadas, tiene la capacidad de realizar una descarga eléctrica de 600 mil voltios.


Al igual que en la película Leaving Las Vegas (protagonizada por Nicolas Cage y Elisabeth Shue) los excesos, las luces, el dinero y con los sugestivos sonidos del Jazz el hombre es capaz de perderse o encontrase, según sea el caso, en su propia creación. Tal vez al igual que Ben Sanderson, la humanidad cae vertiginosamente en una espiral autodestructiva y sin sentido, tal vez sólo nos bebemos hasta la última gota de este planeta esperando morir entre las largas piernas del consumo irracional y el deseo por el objeto.


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